
Pese a las muertes, Evo Morales insiste en continuar la “lucha” y acusa al Gobierno de criminalizar su protesta
A pesar de las cinco muertes registradas durante los operativos para levantar bloqueos impulsados por sus seguidores, el expresidente Evo Morales anunció que su “lucha” seguirá “hasta el final” y descartó salir del país. Además, acusó al Gobierno de usar la Cumbre por la Democracia, realizada recientemente, como una estrategia para criminalizar las movilizaciones del ala evista.
Morales también vinculó las denuncias en su contra con ataques que, según él, fueron ejecutados contra instalaciones y figuras cercanas a su movimiento. Afirmó, sin presentar pruebas, que tras declaraciones de la ministra de la Presidencia, se habría incendiado la sede de Evo Pueblo en La Paz y que en la madrugada estallaron explosivos en la vivienda de Wilma Alanoca, su compañera de fórmula en las elecciones.
El exmandatario aseguró que existe un plan para atacar domicilios de otras figuras de su entorno político, como el senador Leonardo Loza y el diputado Héctor Arce, ambos en Cochabamba, lo que atribuyó a sectores afines al presidente Arce, al alcalde Manfred Reyes Villa y a bloques opositores.
Desde su perspectiva, estos hechos son reflejo de un ambiente de “racismo” y “fascismo” dirigido hacia su figura y, por extensión, hacia el movimiento indígena. Morales se colocó como su representante natural, a pesar de que existen otras expresiones políticas dentro de ese sector.
Mientras tanto, sus bases mantienen bloqueos de caminos exigiendo su habilitación como candidato para las elecciones del 17 de agosto. También demandan la renuncia del presidente Luis Arce, a pesar de que la ley no contempla esa posibilidad. Los operativos para despejar las rutas en Llallagua (norte de Potosí) y en la carretera entre Cochabamba y Oruro, ejecutados por la Policía y las Fuerzas Armadas, dejaron un saldo de cinco fallecidos, cuatro de ellos efectivos policiales. El Gobierno afirmó que logró restablecer el control en esas zonas.
En relación con la Cumbre por la Democracia, celebrada en Santa Cruz, Morales sostuvo que el evento fue una maniobra para “proscribir” su figura política, al evismo y al movimiento popular. Calificó el 12 de junio como “un día negro” para los sectores populares y la izquierda boliviana.
“La única finalidad de esa reunión fue eliminar a Evo Morales del escenario político y criminalizar la protesta social. No entienden que el pueblo se moviliza por hambre, no por intereses personales”, aseguró. También comparó la cumbre con el foro organizado en Estados Unidos por el empresario Marcelo Claure, al que llamó “el grupo de Harvard”.
En un tono desafiante, Morales reafirmó su decisión de no rendirse ni huir. “Así como nuestros antepasados no se rindieron, nosotros tampoco lo haremos. Nunca me vendí, nunca me rendí. No me voy de Bolivia, voy a acompañar esta lucha hasta el final”, expresó en una entrevista con la radio Kawsachun Coca.
Finalmente, insistió en que su lucha no es personal. “Esta lucha no es de Evo, es del pueblo, de millones de bolivianos ignorados nuevamente por el poder. Digan lo que digan, un día se arrepentirán”, sentenció. “La única lucha que se pierde es la que se abandona”, remarcó, asegurando que seguirán firmes “por principios y por valores”.