El juramento del presidente Nicolas Maduro

Maduro inicia su tercer mandato con una crisis diplomática y la promesa de reformar la constitución

Nicolás Maduro fue investido este viernes presidente de Venezuela para su tercer mandato. Juró en la Asamblea Nacional, en un acto presidido por su presidente Jorge Rodríguez, quien le pasó la banda tricolor ante la presencia de los mandos de los poderes del Estado. "Este nuevo período presidencial será el de la paz, la prosperidad, la igualdad y la nueva democracia, lo juro por la historia, por mi vida, y así cumpliré", declaró mientras en Caracas se desarrollaban movilizaciones en su respaldo por parte de organizaciones del chavismo.

"Digan lo que quieran decir, hagan lo que quieran, pero esta toma de posesión venezolana, constitucional, no la pudieron impedir y es una gran victoria de la democracia venezolana, de la gente que quiere paz (…) nunca antes había visto una conspiración como la que estamos desenmascarando, derrotando", afirmó Maduro en referencia al conflicto en el cual se dio este acto del 10 de enero y a la crisis abierta en el país desde las elecciones del 28 de julio.

El presidente, que asumió para el período 2025-2031, realizó un discurso marcado por las referencias históricas, en particular a Simón Bolívar, la independencia de Venezuela, o a Hugo Chávez y la Constitución promulgada en 1999. Maduro anunció a ese respecto la creación de una "comisión amplia nacional", para "una gran reforma constitucional, que democratice Venezuela más, que actualice los postulados de la Constitución sobre las bases de la nueva economía, sobre la nueva sociedad a construir".

El anuncio sobre una reforma de la Constitución había sido anticipado por Maduro semanas atrás, y forma parte del calendario político que se espera para este año. 2025 estará además marcado por las elecciones al poder legislativo, gobernaciones y alcaldías, como remarcó Maduro, quien planteó que las mismas deberían realizarse de manera separada, anticipando una dinámica de tres llamados a votar en estos meses.

Junto a eso el presidente se refirió a las líneas programáticas para el nuevo mandato, con énfasis en la cuestión económica: "Produzcamos todo lo que necesitamos aquí", señaló ante la presencia de empresarios en su jura. También se refirió a la geopolítica: "Impulsar con una fuerza de mil volcanes el surgimiento del mundo multipolar, pluricéntrico, y la incorporación de Venezuela a la vanguardia del surgimiento de la nueva geopolítica de paz", afirmó. Reforma constitucional, elecciones, pax social vía economía, e impulso geopolítico, la hoja de ruta por venir.

La disputa internacional

La ceremonia de investidura contó con varias representaciones internacionales, como el presidente del Congreso de Rusia, Viacheslav Volodin, el vicepresidente del Comité Permanente de la Asamblea Nacional Popular, Wang Dongming, el secretario general de la Organización de Países Petroleros, Haitham Al Ghais, así como delegaciones de varios países. La imagen, en términos presidenciales, fue de un respaldo reducido, con presencia del mandatario de Cuba Díaz Canel, Nicaragua, Daniel Ortega, el primer de San Vicente y las Granadinas Ralph Gonsalves, y el expresidente hondureño Manuel Zelaya.

El progresismo latinoamericano finalmente no asistió a través de sus mandatarios, en particular en el caso de Brasil, México, y Colombia, con, en este último caso, nuevas denuncias contra detenciones de políticos en Venezuela, en particular del Frente Democrático Popular, cuyos dirigentes fueron acusados de conspirar por el Gobierno, y defendidos por Gustavo Petro. En cuanto a Chile, el presidente Gabriel Boric afirmó que "el Gobierno de Nicolás Maduro es una dictadura", y, a diferencia de los tres otros países que mantienen las relaciones, retiró a su embajador de Caracas.

El nuevo capítulo de la crisis internacional alrededor de Venezuela tuvo una noticia central mientras Maduro realizaba su discurso: Estados Unidos aumentó la recompensa a 25 millones de dólares por Maduro y por el dirigente y ministro de Interior, Diosdado Cabello, y pidió 15 millones por el ministro de la Defensa, Vladimir Padrino López. Washington, así como Bruselas, Canadá y Londres, ampliaron a su vez su lista de sancionados a más funcionarios, incluyendo a figuras del Tribunal Supremo de Justicia, el Consejo Nacional Electoral, o el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional.

El no reconocimiento de Maduro por parte de Estados Unidos, las nuevas sanciones a funcionarios, o el aumento de las recompensas establecidas por primera vez en 2020, deja anticipar una continuidad del statu quo político entre ambos países. Existe sin embargo una pregunta central: qué hará Donald Trump al asumir el 20 de enero ante el expediente, ante las demandas de quien le piden que ejerza “máxima presión”, y quienes le recomiendan que sea pragmático y negocie por migrantes y petróleo.

Trump se refirió por primera vez el jueves a la crisis política venezolana, al nombrar a María Corina Machado y a Edmundo González, a quien calificó de "presidente electo". Ocurrió luego de que el equipo de Machado denunciara un confuso y breve "secuestro" que el Gobierno desmintió y calificó de puesta en escena. El pronunciamiento de Trump en Truth Social representó para Machado su principal logro de una jornada que había anunciado como “dia D” y tuvo una baja concurrencia de personas.

La encrucijada de Machado y Edmundo González

Machado reapareció el viernes en la tarde a través de un video grabado, donde abordó lo ocurrido el día anterior, cuando fue "interceptada" por efectivos de la Policía. Según Machado fue "brusca y fuertemente arrancada de la moto y me montaron en otra (…) repentinamente se pararon, me dijeron que tenían la orden de que me fuera, me pidieron que grabara un video como una fe de vida", afirmó. Según dijo, "lo ocurrido demuestra las profundas contradicciones que hay dentro del régimen, su actuación errática".

"Arreciará la presión hasta hacerle entender que esto se acabó" afirmó Machado en su mensaje, quien también se refirió a Edmundo González Urrutia: "Vendrá a Venezuela a juramentarse como presidente constitucional en el momento correcto, cuando las condiciones sean las adecuadas". Así dio a conocer que, como se preveía, González no estaría en Venezuela este 10 de enero.

La incógnita es ahora cómo continuará el conflicto en la estrategia opositora. ¿González dirá que es presidente desde el extranjero y será reconocido como tal por algunos gobiernos centralmente del hemisferio occidental? Varias cancillerías parecen no querer repetir la experiencia fallida de Juan Guaidó. Las especulaciones son muchas, y la distancia entre los anuncios de la oposición y su capacidad para implementarlos parece cada vez más grande.

El clima que existe ahora en Venezuela es la evidencia de que Maduro logró sortear los obstáculos que se presentaban frente a su toma de posesión, y se puso la banda tricolor por tercera vez. Una victoria para el chavismo, sus seguidores, y una derrota política para quienes están seguros que González fue quien ganó las elecciones, un convencimiento que proviene de las "actas" que dice tener la oposición —desmentidas por varios analistas—, las denuncias de organismos internacionales como el Centro Carter, o los resultados que no fueron presentados como es habitual por parte del Consejo Nacional Electoral.

Los próximos días y semanas indicarán si Venezuela se encamina a un aplacamiento de las aguas, o si por el contrario los sectores opositores nucleados alrededor de Machado y González Urrutia buscarán realizar una acción de cara a no perder lo que consideran es aún una ventana de oportunidades, en particular a partir del regreso de Trump a la Casa Blanca. Por el momento parece terminar un pico de 48 horas de alta tensión.