Una ballena de 340 toneladas: así era el animal más pesado de la historia
Hasta ahora,
se pensaba que la ballena azul tenía el récord de mayor tamaño corporal.
Pero un fósil hallado en la costa de Perú reveló la existencia del que podría
ser el animal más grande que haya existido en la historia de nuestro
planeta. Cada vértebra pesa más de 100 kilos (220 libras) y las
costillas miden 1,4 metros (5 pies) de largo.
Se trata de un ancestro de la ballena azul, miembro del grupo basilosauridae (una familia de cetáceos extintos), que vivió hace casi 40 millones de años. Su esqueleto indica que el animal fue "inesperadamente enorme" en relación con su masa corporal. Hasta tal punto que las estimaciones de su tamaño y peso rivalizan con las de la ballena azul, que hasta ahora se pensaba que era el animal más pesado de todos los tiempos.
Asimismo, los
investigadores detallaron que las costillas del animal muestran bandas que
indican crecimiento periódico y que carecen de signos de remodelación, lo cual,
según afirman, resulta inusual para los mamíferos.
"Los
enormes fósiles “son distintos de todo lo que yo haya visto”, reseñó el autor
del estudio, Alberto Collareta, paleontólogo de la Universidad de Pisa, en
Italia.
Publicación
en revista científica
Según
argumenta un equipo internacional de paleontólogos en un artículo publicado
este miércoles en la revista 'Nature', los restos corresponden a una especie de
ballena gigante que surcó los mares hace unos 39 millones de años,
midió más de 20 metros y se estima que podría haber pesado entre 85
y 430 toneladas. Las ballenas azules más grandes pesan alrededor de 180
toneladas.
El artículo también explica que la Perucetus colossus -el nombre que le otorgaron a esta nueva especie- tendría una masa esquelética entre dos y tres veces mayor que la de una ballena azul. Los científicos presumen que no perseguía a las presas y que pudo llevar un estilo de vida similar al de un carroñero, cerca de las costas, porque sus huesos son extremadamente inusuales. ¿Por qué? Son más densos y pesados que los de la ballena azul.
Sus
características
Los primeros
restos de este animal prehistórico fueron desempolvados a principios de 2012.
Pero ahora, tras exhaustivos análisis, se logró reconstruir su historia.
En total, se han recuperado 13 vértebras, cuatro costillas y un fragmento
de pelvis del animal.
Las
estimaciones se realizaron a partir de un modelado del esqueleto parcial del
animal: se estima que tiene aproximadamente 39 millones de años. Los autores
consideran que los hallazgos indican que los cetáceos habían alcanzado el pico
de masa corporal unos 30 millones de años antes de lo previsto, con las
características de la Perucetus colossus totalmente adaptadas a un medio
acuático.
Faltando el
cráneo, es difícil saber de qué se alimentaba la ballena para
mantener semejante cuerpo. "Posiblemente, recogía alimentos en el
lecho marino o consumía toneladas de krill y otras criaturas diminutas.
Aunque no me sorprendería si esta cosa se alimentara de una manera
totalmente distinta que ni siquiera podemos imaginar”, evaluaron los
investigadores.
“Es emocionante
ver un animal tan gigantesco y distinto de todo lo que conocemos”,
describió Hans Thewissen, paleontólogo de la Universidad Médica del Noreste de
Ohio, quien no participó de la investigación.
Animal de la
prehistoria
Los
paleontólogos que lideraron el estudio creen que esta gigantesca ballena vivió
en áreas costeras poco profundas de la costa peruana y, a diferencia
de sus congéneres contemporáneas, no solía sumergirse en zonas abismales.
Esta
peculiaridad sorprende aún más ya que durante el Eoceno, cuando vivió este
animal, la mayoría de los recursos alimenticios se encontraban en zonas
abismales. Así que probablemente este gigante no podía disfrutar del botín de
las profundidades y tenía que conformarse con pastos marinos, moluscos y
otros animales marinos que pululaban por la costa.
Aunque el
espécimen estudiado de la nueva ballena pudo haber sido sexualmente maduro, los
científicos creen que todavía estaba en periodo de crecimiento por las
secciones finales no utilizadas de las vértebras que tenía el animal.
Además, se
presume que el descubrimiento va mucho más allá de la documentación de una
forma de vida previamente desconocida, al sugerir que la tendencia hacia el
gigantismo en los mamíferos marinos pudo haber comenzado antes de lo que se
pensaba.