El narco uruguayo Sebastián Enrique Marset Cabrera (der) y las armas y autos que fueron secuestrados en su mansión (izq). COMPOSICIÓN OPINIÓN
Marset: El narcotraficante mil caras, de estibador a peligroso “capo” con tentáculos extendidos
Marset es catalogado como un
narcotraficante de “alto valor”. Su búsqueda abarca no solo a nivel nacional,
sino también internacionalmente, ya que es buscado por la Interpol, Europol y
la DEA, así como por países de la región como Uruguay, Brasil y Paraguay.
Sebastián Enrique Marset Cabrera es considerado por muchos países como uno de los narcotraficantes uruguayos más poderosos en Sudamérica. Pasó del narcomenudeo a alcanzar el estatus de un “capo” sin precedentes en la región. A sus 32 años se ubica entre los “peces gordos” más jóvenes de la zona. El hombre, conocido como el “Rey del Sur”, demostró gran astucia al tejer una red para el traslado de cargamentos de droga a través de Paraguay, Argentina, Uruguay y Bolivia, con destinos finales en Europa y África.
A Marset lo conocen como el hombre de las mil caras: futbolista profesional, productor de espectáculos, contratista y vendedor de inmuebles de lujo. Sin embargo, detrás de todas esas fachadas, su carrera criminal crecía y se consolidaba, convirtiéndolo en uno de los más poderosos en su ámbito. Utilizaba al menos tres identidades diferentes: su nombre auténtico, así como las de un boliviano (Gabriel De Souza Beumer) y un brasileño (Luis Paulo Amorín Santos).
Sebastián Enrique nació el 10
de abril de 1991 en Montevideo, Uruguay. Su infancia transcurrió en el Cerrito
de la Victoria, un barrio situado en el centro-oeste de esa ciudad. Desde
joven, mostró aficiones por el fútbol, las motos, las mujeres y el dinero. Se
cuenta que recorría las calles de su vecindario en su motocicleta, que pronto
se convertiría en su aliada para realizar entregas de marihuana. Con el tiempo,
comenzó a trabajar para un narcotraficante local como estibador de cargas de
marihuana provenientes de Paraguay y, a partir de entonces, escaló en el oscuro
negocio de las drogas.
SU PRIMERA CAÍDA
La carrera delictiva de Marset comenzó hace 11 años. La primera causa que lo vinculó con la delincuencia en Uruguay fue el 1 de febrero de 2012, cuando se le acusó del delito de receptación. Posteriormente, en septiembre de 2013, las autoridades iniciaron una investigación en su contra por tenencia de estupefacientes. A tan solo unos meses de eso, en octubre del mismo año, se le imputaron tres delitos adicionales: tráfico ilícito de estupefacientes bajo la modalidad de organización y en calidad de coautor, tras la incautación de 173 kilos de marihuana.
Después de un tiempo, las autoridades descubrieron que Marset estaba destinado a recibir un cargamento de 450 kilos de marihuana. Esta droga había sido transportada en una avioneta paraguaya piloteada por Juan Domingo “Papacho” Viveros Cartes, tío del expresidente de la República Horacio Cartes, quien fue detenido en julio de 2012. Viveros Cartes era un piloto civil de aviación bien conocido, pero también tenía varios antecedentes relacionados con el narcotráfico.
El 11 de octubre de 2013, las
autoridades detuvieron a Sebastián Enrique, quien finalmente reveló información
crucial sobre “Papacho”, conocido como el “Señor de los Cielos”. Confirmó que
Viveros Cartes era uno de los pilotos que regularmente transportaba droga desde
Paraguay a Uruguay. En ese vuelo específico, llevaba consigo 450 kilos de
marihuana, pero antes de llegar a su destino final, hizo una escala en una
aeropista de Lavalleja. Sin embargo, en Durazno, fue finalmente capturado por
las autoridades, tal como reportó en ese momento el periodista de El País, Enzo
Rosello.
PRISIÓN Y NEXOS
Después de ser enviado a la cárcel de Libertad, Marset no utilizó su tiempo para rehabilitarse, sino que amplió sus contactos con narcotraficantes, incluyendo varios extranjeros. En 2018, cumplió su condena y, en lugar de redimirse, ya tenía planes bien trazados para establecer su propia organización criminal. Durante ese período, también se le vinculó con el asesinato de su mejor amigo en el balneario Las Toscas.
Antes de salir de Uruguay, Marset reforzó sus contactos y reclutó a jóvenes para que trabajaran para él, con la intención de expandir su red de influencia. Una vez fuera de su país, comenzó a viajar por Centroamérica y Sudamérica, centrándose particularmente en Paraguay y Bolivia.
Según las autoridades bolivianas, se sabe que Marset ingresó por primera vez a Bolivia el 25 de octubre de 2018, lo que marcó el inicio de su presencia en el país.
Antes de emigrar y establecer su red en Paraguay, Marset también hizo una parada en Bolivia, aunque también visitó países de Centroamérica. Se presume que allí fundó lo que se conoce como el Primer Cartel Uruguayo (PCU). En mayo de 2020, el PCU envió un mensaje amenazante dirigido a la fiscal de estupefacientes, Mónica Ferrero, con su sigla (PCU) como firma, advirtiéndole que estaba en su lista de objetivos. Además, al cartel se le atribuye un ataque ocurrido alrededor de esas fechas, específicamente el ataque con una bomba molotov a la sede de la Brigada Antidrogas del Prado.
EN PARAGUAY
Sebastián Marset ingresó oficialmente por primera vez a Paraguay el 8 de abril de 2018 utilizando su documento uruguayo. A partir de entonces, registró varios movimientos de entrada y salida hasta el 27 de mayo de 2018. Sin embargo, a partir del 30 de junio de 2018, comenzó a usar un documento brasileño a nombre de Gabriel de Souza Beumer para sus desplazamientos. Posteriormente, a partir del 24 de agosto de 2019, cambió su identidad nuevamente y comenzó a utilizar la identidad de Gabriel de Souza, pero con un pasaporte boliviano. Sus viajes principalmente se dirigían a Bolivia, Colombia, Uruguay y Brasil.
En 2020, Marset se estableció en Paraguay junto con su esposa, Gianina García Troche, quien también es de nacionalidad uruguaya, y sus hijos. Durante su estancia, vivieron en medio de lujos y supuestamente estaban involucrados en múltiples trabajos que se sospechaba estaban vinculados con el lavado de dinero.
En Paraguay, Marset aprovechó
para asociarse con el pastor narcotraficante José Insfrán, de nacionalidad
paraguaya, fundador de Mastian Productions, una empresa dedicada a la
organización de eventos. Aparentemente, contaron con clientes destacados como
Romeo Santos, Chichi Peralta y Rombai, según El Observador. Sin embargo, todo
esto era parte de una fachada para encubrir sus actividades ilícitas
relacionadas con el narcotráfico y el lavado de dinero.
SU PASO POR EL FÚTBOL
El 16 de abril de 2021, Sebastián Marset se unió al Deportivo Capiatá, un equipo de la B paraguaya. Logró un lugar en el equipo al pagarle a un compañero una suma de 10 mil dólares para que le cediera la camiseta número 10. Durante su tiempo en el club, se rumoreaba que Marset invirtió importantes sumas de dinero, incluso regaló dos yates, una quinta y una casa al entrenador, según una publicación de La Diaria.
Sin embargo, su paso por el equipo fue breve, ya que su último partido lo disputó el 29 de mayo de 2021. De manera sorpresiva, dejó de asistir a los entrenamientos sin previo aviso, lo que resultó en su desvinculación del club.
Además, se le relacionó con el club trinidense Rubio Ñu, donde aparentemente utilizó el fútbol como medio para lavar dinero, convirtiendo a sus empresas en auspiciantes de varios clubes, incluyendo a River Plate de Paraguay. Poco después, se involucró en actividades como contratista.
DETENCIÓN EN DUBÁI
En septiembre de 2021, Marset fue detenido en Dubái utilizando un pasaporte paraguayo falsificado. Posteriormente, en enero de 2022, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Uruguay le concedió un pasaporte al narcotraficante detenido, después de varias solicitudes presentadas en nombre del uruguayo. Como resultado, fue puesto en libertad. Esta situación generó controversia y puso bajo la lupa a diversas autoridades de ese país. Aunque se escudaron argumentando que sus antecedentes en Uruguay se habían extinguido, es decir, los casos en su contra se habían archivado por falta de pruebas, aparentemente no había nada en su contra en su país.
A ULTRANZA PY
La operación “A Ultranza Py” es un importante operativo liderado por la Secretaría Nacional de Antidrogas de Paraguay (SENAD), considerado el “mayor operativo contra el crimen organizado y lavado de dinero” en ese país. La primera fase se llevó a cabo el 22 de febrero de 2022, con más de 100 allanamientos simultáneos en diversas ubicaciones de Paraguay. Como resultado, 30 personas fueron detenidas y se incautaron bienes patrimoniales valuados en 100 millones de dólares estadounidenses.
En medio de esta operación, el fiscal paraguayo Marcelo Pecci, quien formaba parte de la investigación “A Ultranza Py”, fue asesinado por sicarios el 10 de mayo de 2022 durante su luna de miel en Cartagena, Colombia. Marset ha sido vinculado con este crimen, ya que uno de los detenidos, Francisco Luis Correa, declaró que dos hermanos llevaron a cabo el asesinato del fiscal a pedido de una persona poderosa dedicada al tráfico de drogas en Paraguay. Después de las investigaciones llevadas a cabo por Colombia, Paraguay y Estados Unidos, se ha identificado al clan Marset-Insfrán como presunto responsable.
Sebastián Enrique está siendo investigado en el marco de “A Ultranza Py” como presunto líder de una organización dedicada al tráfico de drogas y lavado de dinero. Además, también se le relaciona con el crimen del empresario Mauricio Schwartzmann en septiembre de 2021 supuestamente por haber delatado al narco Marset.
MARSET ES UNO DE LOS 10 FUGITIVOS MÁS BUSCADOS
En marzo de 2022, la
Organización Internacional de Policía Criminal (Interpol) emitió una orden de
captura contra Sebastián Marset. El jefe de Interpol de Paraguay, Carlos Duré,
informó que Marset tenía notificación roja desde el caso “Ultranza Py”. Esta
notificación roja tiene una vigencia de cinco años. Es importante destacar que
Marset se encuentra entre los 10 fugitivos más buscados por la Interpol, según
lo aseguró la autoridad en una entrevista con radio Unión de Asunción.
EN BOLIVIA
Marset, conocido por su afición por el fútbol, tuvo la oportunidad de jugar con la camiseta número 10 en el Deportivo Capiatá de Paraguay durante el año 2021. Sin embargo, debido a su situación de ser buscado por Interpol, decidió buscar refugio en Bolivia, donde también participaba en el deporte que tanto le gustaba.
Inicialmente, se dio a conocer que volvio a ingresar a Bolivia en septiembre de 2022 utilizando documentación falsa que lo identificaba como brasileño, según informó el viceministro de Defensa Social y Sustancias Controladas, Jaime Mamani. Sin embargo, el ministro de Gobierno, Eduardo Del Castillo, posteriormente aclaró que en realidad ingresó al país el 8 de abril de este año utilizando su identidad brasileña (Luis Paulo Amorín Santos), la única que no tenía alerta.
Una vez en Bolivia, Marset se instaló junto a su esposa, hijos y otros familiares, todos ellos habían cambiado sus identidades. Se estima que al menos 13 personas cercanas a él se encontraban en territorio boliviano, incluyendo su hermano y cuñados. Vivían rodeados de lujos y también se les vinculó con la organización de conciertos y el lavado de dinero proveniente del narcotráfico, a través de la “venta simulada” de inmuebles.
EL NÚMERO 23 Y OTRA FUGA
Marset también mostraba su pasión por el fútbol; en sus inicios, disputó partidos con el equipo Pichiroses Juniors, que pertenece a las agrupaciones de Carnaval cruceño. Se dice que financiaba los gastos de estas comparsas. Luego, asumió el control de Los Leones El Torno FC, un equipo de la segunda división de la Liga Cruceña, donde jugaba con la camiseta número 23 bajo la identificación de Luis Amorín, brasileño.
Según una publicación de ABC Paraguay, Marset tenía cierta “obsesión” con el número 23, ya que el 23 de abril es el día de San Jorge, el santo venerado por los narcotraficantes. Además, en el marco del operativo “A Ultranza Py”, se allanó una estancia de lujo relacionada con Marset en San Roque Gonzáles de Santa Cruz, Paraguay, cuyo nombre era “23 de abril”.
En medio de todo esto, Los Leones El Torno FC estaba compitiendo por el primer lugar en el campeonato, lo que les permitiría clasificar a la Simón Bolívar 2024 y optar por el ascenso a la división profesional. Sin embargo, el equipo fue suspendido debido a la situación de Marset.
El 4 de julio, la ACF (Asociación Cruceña de Fútbol) recibió una solicitud para deshabilitar a Luis Paulo Amorín. A pesar de esto, las investigaciones policiales revelaron que Marset tenía la intención de jugar un partido el domingo 30, por lo que las autoridades estaban vigilando la zona para capturarlo. Sin embargo, la operación dio un giro inesperado: Marset escapó junto con su familia y fuertemente escoltado, mientras que personas vinculadas a él, incluyendo jugadores reconocidos, funcionarios y exempleados, fueron encarcelados.