La inolvidable Chavela Vargas
50 años del día que Chavela Vargas entró ebria a un concierto en España
1973 fue precisamente el año de un gran escándalo habido con
Chavela Vargas en la televisión española al presentarse totalmente ebria y
repitiendo varias veces el tema que entonaba, pues se equivocaba, y el tema era
nada menos que “Macorina” (ponme la mano aquí…) originalmente un poema del
asturiano Alfonso Camín, quien, residenciado en Cuba, lo escribió dedicándolo a
la cubana María Calvo, y que Chavela hacía pasar como de ella, aunque de ella
era el sello interpretativo. Era el mes de junio, hace 50 años, según narra
Telesur.
Los directivos de la Radio Televisión Española ante el
cuadro de ebriedad y repeticiones le cancelaron el contrato y Chavela Vargas
volvió a México prácticamente a morir. Resucitó a los años de la mano de los
mismos españoles, quienes la reivindicaron ante el mundo, y la reverencian per
secula seculorum, amén.
El cantautor español Joaquín Sabina tomó el nombre que
Chavela dio a una calle para bautizar el tema que le dedicó, y es que en efecto
la cantora llamaba el Boulevar de los Sueños Rotos a una calle desde la que se
divisaba lo que alguna vez fue su mansión y que perdió, dijo ella misma, por
causa del tequila. En esos tiempos terminó viviendo en la casa de quien una vez
fuera su empleada doméstica.
Pero los sueños rotos de Chavela comenzaron en San Joaquín
de Flores, Costa Rica, la tierra donde nació el 17 de abril de 1919 y donde fue
presentada como María Isabel Anita Carmen de Jesús Vargas Lizano, casi que para
el dolor, pues la separación de sus padres significó su primer olvido.
Dejada al cuidado de otros familiares vivió la explotación
en el campo hasta que maduró la idea de escapar de ellos, y de Costa Rica. Ya
había padecido de algunas enfermedades que afectaron su movilidad y su vista.
No hubo médicos, pero los chamanes le salvaron, según ella contaba y por eso se
hizo fervorosa devota de la ancestralidad. Chamana le llamaron con el tiempo
pues conjuraba el dolor con su particular canto.
Así lo contó en entrevista efectuada en Caracas cuando llegó
a sus 90 años de vida: “Hace años allí (en Costa Rica) me hicieron mujer a
punta de latigazos cuando yo era todavía muy joven. Mi niñez fue espantosa. Me
parieron y me dijeron que si me acostaba con un señor quedaba panzona. Eso fue
todo. Tuve Herpes, y la Polio me dejó ciega y las dos veces me curaron los
chamanes, pero para qué hablar de eso si hay un abismo entre esa niña y yo. Me
fui a los 16 años para siempre”. Pero quedó para ella el vocablo “Cupaima”
(Cabellera del maíz) de sus ancestros. Así la designó un Chamán del pueblo
Huichol (Jalisco) para significar que ella era “La última Chamana o Hechicera
del pueblo”.
Era 1933 cuando llegó a México, país que no la recibió muy
bien que digamos, pero ya esa era una decisión tomada por ella, la áspera voz
de la ternura, como luego fue también llamada ella, la compañera de día y de
noche de José Alfredo Jiménez.
No es casual que su escándalo de 1973 en Madrid ocurriera el
mismo año de la muerte José Alfredo.
No pudo estudiar como quería pero así y todo
precisamente a los 16 estaba cantando en México y al poco tiempo estaba en la
mismísima casa de Diego Rivera. “Cantando en Acapulco me entretenía mucho con
las estrellas de Hollywood, Elizabeth Taylor y Mike Todd, Debbie