Arquitectura biomimética: edificios que respiran gracias a los termiteros
Las estructuras de los termiteros dan la clave para
construir edificios biomiméticos impresos en 3D, con ventilación pasiva y
neutros en carbono.
En el año 2010 unos investigadores japoneses anunciaron
la utilización de un moho gelatinoso para diseñar una red ferroviaria con una
distribución óptima de las estaciones y las rutas entre Tokio y las ciudades
colindantes. Simplemente marcaron puntos con nutrientes y dejaron que el hongo
encontrara el camino óptimo para llegar a ellas a través de una distribución
laberíntica. Al final un organismo sin neuronas diseñó mejores rutas que un
equipo de expertos. Comprender que existen distintas formas de inteligencia es
la mejor manera de aprender de ellas. Y es lo que ha hecho un grupo de
científicos ingleses, que ha analizado las estructuras de los termiteros para
entender cómo estas colonias pueden enseñarnos la construcción del futuro,
caracterizada por la arquitectura biomimética y sostenible.
Arquitectura biomimética basada en termiteros
Tal como hemos mencionado en otras ocasiones, existe una
aglomeración de termiteros en Brasil que constituye el mayor conjunto
arquitectónico del mundo, con una extensión equivalente a la de Gran Bretaña y
una cifra aproximada de doscientos millones de montículos con una antigüedad de
hasta cuatro mil años. Estas estructuras requieren una planificación avanzada
para mantener la ventilación y la habitabilidad de las colonias. Concretamente,
los investigadores de la Universidad de Nottingham Trent en el Reino Unido han
estudiado el llamado “complejo de salida” como solución de arquitectura
biomimética.
El término “complejo de salida” hace referencia a una
estructura física o arquitectónica diseñada para facilitar la salida o partida
de personas o vehículos desde una ubicación específica. Normalmente incluye
varios elementos como senderos, rampas, escaleras o puertas que se disponen
estratégicamente para garantizar un flujo fluido de tráfico o movimiento fuera
de un área específica.
El “complejo de salida”, trasladado a estos termiteros,
es una red de túneles de entre tres y cinco milímetros de diámetro conectada a
los túneles más anchos del interior de la colonia al objeto de mantener los
índices de oxígeno, temperatura y humedad para un millón de especímenes. Además,
en el centro de estas estructuras existen huertos de hongos simbióticos que los
habitantes emplean como fuente de nutrientes. Los investigadores han comprobado
que esos microtúneles están orientados en dirección al sol de mediodía en la
etapa de crecimiento del termitero y que luego se taponan en la temporada de
lluvias, lo que podría dar la clave para una nueva generación de arquitectura
biomimética.
Escaneado e impresión 3D de un complejo de salida
Los responsables del estudio, publicado en la revista
científica Frontiers in Materials, examinaron un fragmento de un termitero
namibio que escanearon e imprimieron posteriormente en 3D. Como parte del
experimento, simularon el viento con un altavoz que emitía vibraciones que
afectaban a una mezcla de aire y CO2 en el interior. Así, comprobaron que el
flujo de los gases se magnificaba en determinadas frecuencias, en torno a los
30-40 hercios. Eso significa que, al entrar en contacto con el termitero, la
brisa genera turbulencias que ventilan el interior de la estructura y eliminan
el exceso de humedad.
La conclusión que alcanzaron es que una red de túneles de
este tipo logra la ventilación del termitero con una débil brisa y, a la vez,
protege el interior de los vientos huracanados. Por último, apuntan a que el
uso de nuevas tecnologías de impresión 3D aditiva, tales como las de fusión de
lecho de polvo, podrían permitir el desarrollo de soluciones de ventilación que
abran la puerta a una arquitectura biomimética con edificios autorregulados
energéticamente, tal como está “torre de la vida” que mencionamos en un
artículo anterior.
El uso de sistemas de aire acondicionado en la actualidad
limita el flujo de aire limpio en los edificios y ofrece escasa eficiencia
energética. Si se combinan este tipo de estructuras con nuevos materiales como
esta pintura reflectante o el uso de vidrio fotovoltaico es posible que en un
futuro no muy lejano podamos empezar a vivir en edificios con ventilación
pasiva y autorregulación térmica. Es decir, neutros en carbono.
La impresión 3D al servicio de una nueva arquitectura
urbana
Tal como se ha apuntado, la capacidad de crear diseños
únicos y con formas caprichosas que escapan a los cánones es una de las grandes
ventajas de la impresión 3D. De hecho, algunas fachadas y piezas de mobiliario
urbano nos recuerdan a la geometría orgánica de los termiteros. Es el caso de
una singular pieza impresa en 3D y que se ha instalado en el patio central del
proyecto inmobiliario Puerta Barqueta en Sevilla.
Se trata de un sinuoso banco que se integra en el espacio
del edificio y que habría sido inviable en términos económicos y técnicos para
los sistemas de encofrado tradicionales. Para ello, se empleó la técnica
conocida como contour crafting. La impresión 3D posibilita también la creación
de estructuras con propiedades específicas como las vallas de protección
acústica por medio de enrejillados o fachadas de edificios con cavidades que
permiten alojar plantas.
El siguiente paso en la arquitectura biomimética impresa
en 3D es la construcción de edificios completos. Y puede que para entonces se
empiecen a aplicar las técnicas constructivas que llevan utilizando las
termitas de Namibia desde hace millones de años.