Ascienden a más de 2.800 los muertos por el terremoto en Marruecos

Los equipos de rescate luchaban contra el tiempo mientras intentaban hallar supervivientes el lunes entre los escombros más de 48 horas después del terremoto más mortífero ocurrido en Marruecos en más de seis décadas, en el que murieron más de 2.800 personas y que devastó pueblos del Alto Atlas.

Equipos de búsqueda de España, Reino Unido y Qatar se unieron a los esfuerzos por encontrar supervivientes del sismo de magnitud 6,8 que sacudió el país a última hora del viernes, a 72 km al suroeste de Marrakech.

Muchos supervivientes pasaron una tercera noche a la intemperie, con sus casas destruidas o inseguras. El número de muertos asciende a 2.862 y el de heridos a 2.562, informó el lunes la televisión estatal.

Los equipos de rescate afirmaron que las casas tradicionales de adobe, omnipresentes en la región, reducían las posibilidades de encontrar supervivientes porque se habían derrumbado.

Entre los muertos se encontraba Suleiman Aytnasr, de 7 años, cuya madre lo había llevado a su dormitorio después de que se quedara dormido en el salón de su casa en una aldea a las afueras de Talat N'Yaaqoub, en una de las zonas más afectadas.

"Cuando volvía, se produjo el terremoto y el techo quedó destruido y le cayó encima", explicó Brahim Aytnasr, padre de Suleiman, con los ojos enrojecidos por el llanto.

Las imágenes de la remota aldea de Imi N'Tala, filmadas por el rescatista español Antonio Nogales, del grupo de ayuda Bomberos Unidos Sin Fronteras, mostraban a hombres y perros trepando por empinadas laderas cubiertas de escombros.

"El nivel de destrucción es (...) absoluto", dijo Nogales, tratando de encontrar la palabra adecuada para describir lo que estaba viendo. "Ni una sola casa se ha mantenido en pie".

A pesar de la magnitud de los daños, dijo que los equipos de rescate que buscaban con perros aún esperaban encontrar supervivientes.

En Imgdal, un pueblo situado a unos 75 km al sur de Marrakech, las mujeres y los niños se acurrucaban por la mañana del lunes bajo tiendas improvisadas instaladas a lo largo de la carretera y junto a los edificios dañados. Algunos se reunían alrededor de una hoguera. Más al sur, un coche quedó aplastado por las rocas desprendidas del acantilado.

En el pueblo de Tafeghaghte, Hamid ben Henna describió cómo su hijo de ocho años murió bajo los escombros después de haber ido a buscar un cuchillo a la cocina para cortar un melón mientras la familia cenaba. El resto de la familia sobrevivió.

TAREAS DIFÍCILES

Dado que gran parte de la zona afectada por el sismo se encuentra en áreas de difícil acceso, aún no se ha podido determinar el impacto total.

En una carretera cercana a la ciudad de Adassil, no lejos del epicentro, el socorrista Ayman Koait intentaba despejar los desprendimientos de rocas que bloqueaban el tráfico.

"Hay carreteras peores más arriba que siguen bloqueadas y estamos intentando abrirlas también", dijo mientras furgonetas cargadas de ayuda se apretujaban por una estrecha pista despejada.

Muchas estructuras se desmoronaron con facilidad, incluidas las casas tradicionales de adobe, piedra y madera tosca, uno de los rasgos pintorescos que han hecho del Alto Atlas un imán para los turistas durante generaciones.

"Es difícil sacar a la gente con vida porque la mayoría de las paredes y techos se convirtieron en escombros de tierra cuando cayeron, sepultando a quien estuviera dentro sin dejar espacio al aire", dijo un trabajador militar, que pidió no ser nombrado debido a las normas del Ejército.

Según el Servicio Geológico de Estados Unidos, se trata del terremoto más mortífero en el país norteafricano desde 1960, cuando se estimó que un temblor había causado la muerte de al menos 12.000 personas, y el más potente desde al menos 1900.

España y Reino Unido enviaron especialistas en búsqueda y rescate con perros rastreadores, mientras que Qatar dijo el domingo que su equipo de búsqueda y rescate había partido hacia Marruecos.

La Unión Europea informó que iba a destinar una cantidad inicial de 1 millón de euros (1,07 millones de dólares) a organizaciones no gubernamentales de ayuda que ya se encontraban en Marruecos, y que estaba en contacto con las autoridades marroquíes para ofrecer toda la asistencia de protección civil de la UE, en caso de que fuera necesaria.