Bolivia enfrenta una crítica escasez de combustibles: Importaciones de diésel caen y la crisis se agrava

En los últimos nueve meses, Bolivia ha reducido significativamente las importaciones de diésel, lo que agudiza la crisis de abastecimiento de combustibles que afecta al país. Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), entre enero y septiembre de 2024 se importaron 864.534 toneladas de diésel, un 22% menos que en el mismo periodo de 2023 y un 14% menos que en 2022. Estos niveles son similares a los registrados en 2019 y 2021, pero distan de satisfacer la creciente demanda.

Razones detrás de la escasez

La falta de combustibles se debe, en gran medida, a una disminución en la producción nacional de gas natural y petróleo, combinada con la limitada disponibilidad de dólares para importar carburantes. El gobierno adquiere gasolina y diésel a precios internacionales, pero los vende a la mitad de su costo en el mercado interno, lo que genera una fuerte presión sobre las Reservas Internacionales Netas (RIN) y exacerba la crisis económica.

El ministro de Hidrocarburos y Energías, Alejandro Gallardo, reconoció que la falta de divisas es el principal obstáculo para garantizar el abastecimiento. Actualmente, las reservas de combustibles en las plantas de almacenamiento oscilan entre 3 y 6 días, un margen insuficiente para afrontar contingencias logísticas. Según Gallardo, la aprobación de un crédito de $us 100 millones permitiría ampliar la autonomía a 10 o 12 días, pero este financiamiento está estancado en la Asamblea Legislativa.

YPFB y la distribución de carburantes

Joel Callaú Justiniano, gerente de Comercialización de YPFB, afirmó que los volúmenes de combustibles importados por la estatal no han disminuido, destacando que otras entidades privadas también participan en la importación. Sin embargo, sectores como la Asociación de Surtidores Comercializadores Privados de Hidrocarburos (Asosur) denuncian que el gobierno prioriza el abastecimiento a estaciones de servicio "estratégicas", lo que genera una distribución desigual y afecta al sector privado.

Por su parte, el presidente de YPFB, Armin Dorgathen, explicó que un préstamo de $us 100 millones permitiría garantizar la provisión continua de combustibles y evitar desabastecimientos. “Con este financiamiento podríamos asegurar un stock de hasta 12 días en cada planta del país, mitigando los riesgos de interrupciones en la distribución”, señaló.

Impacto en el sector productivo

El sector productivo de Santa Cruz ha sido uno de los más golpeados por la escasez de diésel, fundamental para la agricultura y la industria. Ante esta situación, el gobierno y los productores cruceños crearon el Comité de Planificación de Abastecimiento de Diésel, implementando surtidores móviles y una ventanilla única de importación. Sin embargo, los problemas persisten, y la Confederación Nacional de Cañeros de Bolivia (Concabol) advierte que la crisis podría afectar la planificación de la zafra de 2025 y la siembra de 2026.

“Si no garantizamos el abastecimiento desde abril, la producción podría caer significativamente”, alertó Óscar Arnez, presidente de Concabol, quien pidió una reunión urgente con las autoridades.

Un problema estructural

La crisis actual pone en evidencia problemas estructurales en el sector hidrocarburífero boliviano, como la caída en la producción nacional, la dependencia de importaciones y la falta de divisas. Mientras el gobierno busca soluciones inmediatas, la necesidad de una política a largo plazo para garantizar la seguridad energética del país se vuelve cada vez más urgente.