Gustavo Petro tomó la palestra para plantear temas significativos.
En la ONU Petro da en la “yugular al capitalismo” y aboga por la paz en Ucrania y Palestina
Gustavo Petro volvió a sembrar la sensación de urgencia en
la Asamblea General de la ONU. El presidente de Colombia pidió a los líderes
mundiales reunidos en Nueva York cambiar el curso de la historia con una receta
de izquierdas: el aumento de los fondos públicos para frenar la crisis
climática. En un duro alegato, Petro aseguró que este año ha sido el de la
derrota de los “gobiernos y de la humanidad” en temas como la migración, la
lucha contra las drogas o la guerra -donde equiparó a Ucrania con Palestina-.
Con aire apocalíptico, invitó al resto de países a desandar un camino que ve
fracasado y que solo significa el avance hacia “los tiempos de la extinción”, según
El País.
Esta es la segunda vez que Petro utiliza los micrófonos de
la ONU para elevar su mirada sobre Colombia y recurrir a un mensaje de alcance
planetario que aboga por la defensa de la vida, cargado de críticas a la
yugular del capitalismo: “los ricos de Davos”, “los blancos que se creen
superiores” o los Gobiernos que persiguen a quienes abandonan su país en busca de
otros destinos mejores.
El presidente ha querido recuperar este martes la fuerza que
le dio el año pasado su bautismo en la Asamblea, cuando se enfocó en el cambio
del paradigma mundial en la lucha contra las drogas. Entonces era un recién
llegado a las élites de poder y su alegato antiestablishment, franco, directo,
feroz a ratos, y con cierto aire poético (incluso cursi) en otros, le valió el
aplauso interno y externo.
Hoy el año de mandato pesa sobre el primer presidente de
izquierdas de la historia moderna de Colombia, que se crece en el exterior,
lejos de los problemas domésticos que han dejado un primer curso con más
sombras que luces. Ahí, frente al micrófono y dando rienda suelta a su fuerte
convicción ambientalista y a su don de palabra, Petro se recupera de los
embates de su día a día político. “Les propongo acabar la guerra para tener el
tiempo de salvarnos”, invitó a los demás líderes.
El presidente propone un plan tan ambicioso como difícil de
imaginar para ya, que es la urgencia que manda su mensaje. Primero, ha pedido
que Naciones Unidas abra dos mesas de negociación de paz. “¿Cuál es la
diferencia entre Ucrania y Palestina, no es hora de acabar con ambas guerras?”,
se preguntó. Su idea pasa, además, por cambiar el sistema financiero mundial
para “financiar la vida y el capitalismo descarbonizado”. Se necesitan,
calculó, tres billones de dólares para frenar el cambio climático.
“Con una emisión del FMI habrá un descenso de la deuda
pública mundial y un incremento de los presupuestos para mitigar la crisis
climática. Hay que liberar lo público para salvar la vida, que resuene de nuevo
el eco de lo público, que resuene la palabra cambio”, continuó Petro, al que el
destino había colocado tras el discurso del presidente Estados Unidos, Joe Biden,
y al que, al menos en vehemencia, superó con creces.
No olvidó en su alegato la guerra contra las drogas y los
estragos del fentanilo, ni a Cuba -”un país injustamente bloqueado”, ni a la
migración -”la marcha silenciosa e incontenible de gentes del sur al norte”-,
sobre la que pintó un futuro negro: “En 2070 serán 3.000 millones de personas
que irán al norte no atraídos como por la riqueza, sino por el agua”. Millones
de migrantes climáticos que, sostiene el presidente, desafiarán ejércitos y
cambiarán la tierra.