Héctor Garibay: “Los atletas kenianos asustan, pero no les tengo miedo”
Después de la
gran hazaña en México, donde ganó e impuso una nueva marca en el Maratón Ciudad
de México, el atleta boliviano Héctor Garibay vivió momentos de emoción y
alegría, no solamente por los recursos económicos que recibió por el triunfo y
el récord, ni por la ayuda financiera que comprometieron empresas y personas, sino
por el cariño que le brindó el pueblo boliviano durante los actos de
reconocimiento en distintos acontecimientos y lugares del país.
Contó que después que ganó el Maratón de Buenos Aires mucha gente le felicitó y ofreció ayuda para seguir adelante, pero “se olvidaron y solamente se acuerdan cuando uno gana, pero ya es pasado, ahora tengo que enfocarme en lo que viene, pensar en prepararme mejor y ganar”.
Relató que
viajó a México con la mala sensación de no haber recibido el apoyo que se había
ganado con esfuerzo y sacrificio. “Me debían dinero de la beca olímpica, no me
dieron durante un año, por eso uno, a veces, ya no confía en las empresas ni en
las autoridades del deporte, porque te abandonan en el momento que más
necesitas. Me endeudé y me fui con esa bronca. Ha sido frustrante para mí
entrenar cada día sin recibir ningún aporte de nadie”, subrayó.
Para el atleta orureño no ha sido fácil digerir toda la previa antes de competir ante grandes deportistas de talla mundial, especialmente, los kenianos, que donde van son favoritos a subir al podio. “En México me saqué la bronca por todo lo que sufrí antes de competir. Me desquité con la carrera y antes de partir dije: ‘Aquí reviento mi cuerpo hasta donde pueda llegar’”, señaló entre risas, y luego añadió: “Corrí por el premio y sabía que podía hacer algo. Ahora que ya tengo la marca mínima para participar en París 2024 y que no te apoyen, te pone mal, por eso dije que yo iba a ser mi propio auspiciador, con lo que gane iba pagar a quienes me prestaron y lo que sobre invertiré para mejorar”.
SIN MIEDO
Recordó que
cuando se ubicó en el punto de partida en el Maratón Ciudad de México, observó
a su alrededor a atletas de todo tamaño y color. “Cuando vi a los corredores
kenianos y etíopes me asusté, pero no les tengo miedo, pese a que corren a
tranco largo, mi idea era no despegarme del pelotón hasta el final de la
competencia”, mencionó.
Reflejó que
hasta el kilómetro 21 todo iba parejo, “después hice el cambio de ritmo, eso me
asustó porque era atacar muy temprano, porque hacerlo en media carrera es
complicado y riesgoso. En ese momento sentí miedo, pensé que mi cuerpo no iba a
aguantar, felizmente todo salió bien y pudimos entrar primero a la meta”.
Un hecho que no
olvidará es que durante el recorrido de la competencia recibió el apoyo de la
gente mexicana. “Al ver que era un atleta sudamericano y no africano me
empezaron a alentar, en el trayecto me decían: ‘Vamos boliviano, vamos chavo’…
y eso me motivó más y creo que fui más rápido. Otro aspecto que me infló el
corazón fue que residentes bolivianos portando la tricolor nacional me decían:
‘Vamos, podemos’, y eso me hizo más grande, hasta de tamaño creo (risas)”,
contó.
Durante una
prueba suceden cosas impredecibles y que muchas veces a uno le puede costar el
triunfo. “Por el kilómetro 15 traté de agarrar mi botellón de agua, se me cayó
y volví para recuperarlo, luego debí hacer un cambio de ritmo para alcanzar al
puntero. Esos segundos que pierdes te hacen variar, porque mucho cambio de
ritmo hace que aceleres más el corazón y cuando vuelves a regular te cansas
más. Fue una acción tonta, pero también tienes que saber que es importante el
agua cuando compites en un maratón porque tienes que estar bien hidratado”,
reflejó Garibay el hecho anecdótico.
En su palmarés está haber ganado dos grandes maratones: Buenos y Aires (2019) y
México (2023), y ocupó un segundo lugar en el Maratón de Lima, Perú (2022).
“El Maratón de
México fue el más difícil y complicado, porque los otros maratones los he
corrido a nivel del mar; en Buenos Aires había una elevación de 50 metros, en
Perú 100 metros, pero en México había 2.600 metros de altura, y aunque pocos lo
crean, eso complica. Quien corrió mejor un maratón en la altura a nivel
mundial, por lo que me dijeron los especialistas mexicanos, era yo y eso
también representa otro récord, pero hay que confirmar. Los kenianos tienen miedo
correr en la altura, por eso no tienen buenos registros”, subrayó.
En su proyecto está participar en los maratones a escala mundial. “Después de las Olimpiadas me voy a preparar para correr en las seis maratones que son parte de la World Marathon Majors, a quien compite y termina las seis le dan una medalla especial, que es algo muy importante. Correré, tal vez ya no por dinero, sino por una pasión. Mi próximo objetivo es estar en el maratón de Alemania”, anunció.
CORRER HASTA
LOS 42 AÑOS
Pese a sus 35
años, Garibay es consciente de que puede dar más. “Ahora que la gente confía en
mí, voy a tener que entrenar el doble o el triple, porque la presión será más
fuerte. Cuando practico, a momentos me acuerdo del apoyo de la gente y a ellos
no les puedes defraudar. Si antes ganaba, todo pasaba muy rápido; ahora la
situación ha cambiado y cada que vaya a una competencia será una esperanza de
triunfo y no quiero fallar”, remarcó.
Con relación a
su ‘secreto’ para rendir al máximo en una competencia, aseguró: “Comer y dormir
bien, además, ser constante en el entrenamiento, disciplinado y tener objetivos
bien trazados, porque el atletismo para muchos deportistas se ha convertido en
un modo de vida. Nos privamos de ir a fiestas y comer comida chatarra, aunque a
veces la tentación nos gana. En cada entrenamiento, los maratonistas corremos
entre 25 y 30 kilómetros por día, y a la semana de 160 a 170 kilómetros. ¿Se
imaginan la gasolina que puedo ahorrar?”.
Indicó que en
la parte íntima “he descuidado el amor, mi familia, quienes saben que cuando
entreno, llego cansado y me entro a mi cuarto. El único día que puedo compartir
algo es el domingo”.
Otro aspecto
que ha desatendido es el control médico. “Gracias por darme una buena idea,
porque después de correr una competencia pierdes entre dos y tres kilos. Antes
no iba al control médico; ahora, después de cada carrera, voy a hacerme un
chequeo”, manifestó.
Respecto al
tiempo que le queda para competir en un alto nivel, destacó: “Si me cuido más y
mejor, puedo alcanzar a correr en las Olimpiadas de Los Ángeles 2028. Por
ahora, estoy concentrado en participar en París 2024, a donde iré con la
ilusión de lograr una medalla. El recordista mundial de maratón tiene 41 años,
si tengo un buen cuidado en cuanto a la alimentación y de mi cuerpo, puedo
llegar a correr hasta mis 42 años”.
Detalló que para alcanzar su objetivo necesita recursos económicos para comprar
zapatillas, vitaminas y otras cosas que se necesitan para entrenar y competir.
“Pocos saben, pero en mis zapatillas nomás he invertido casi 3.000 dólares”,
aseguró.
FORMAR NUEVOS
TALENTOS
Una vez que
deje el atletismo, tiene planificado hacer muchas cosas, pero las más
importantes son ejercer su profesión de mecánico industrial y preparar nuevos
talentos. “Hay muchos amigos y atletas que me han dicho que quieren venir a
entrenar conmigo, entre ellos ecuatorianos, colombianos y venezolanos, eso lo
veremos más adelante”, expresó.
Está en sus
planes hacer cursos de entrenador en Kenia y Francia.
Finalmente, agradeció el apoyo y respaldo del presidente Luis Arce, de la
Gobernación de Oruro, de las empresas, que lo comprometen a esforzarse más para
llevar el nombre de Bolivia a lo más alto en cada competencia internacional.
Ahora EL Pueblo