Kamala Harris
Kamala Harris hace renacer esperanza de que demócratas den buena pelea a un Trump eufórico y desesperado
Un mes atrás, Estados Unidos se dirigía a elegir a su
próximo presidente entre los dos candidatos más viejos de la historia en una
campaña de demolición. Donald Trump parecía invencible luego de sobrevivir un
atentado. Y el Partido Demócrata estaba fracturado, cabizbajo, desesperanzado,
liderado por un candidato, el presidente Joe Biden, al que ya muy pocos querían
y que resistía, empecinado en su reelección, una incesante presión interna para
que diera un paso al costado.
El paso al costado de Biden apenas un mes antes de la
convención demócrata y la arremetida de la vicepresidente Kamala Harris a la
candidatura presidencial marcó un cambio de clima jamás visto, y refrendó esa
noción de que, en Estados Unidos, todo es posible.
La pelea por la Casa Blanca volvió a foja cero, y todos
recalcularon el camino hacia las elecciones del 5 de noviembre. Los demócratas
desataron un entusiasmo y una energía dormidas, y Trump y los republicanos se
toparon con un desafío real que frenó en seco el pálpito de un triunfo
inevitable.
“Esta es una situación completamente sin precedentes en la
historia de Estados Unidos. Nunca hemos tenido un candidato que se retirara
apenas unas semanas antes de la convención partidaria”, sintetizó a LA NACION
Larry Sabato, politólogo y profesor de la Universidad de Virginia.
“Harris demostró ser una brisa de aire fresco y el partido
está eufórico”, agregó.
Esa euforia quedó a la vista en los multitudinarios actos de
Harris y su compañero de fórmula, el gobernador de Minnesota, Tim Walz, y en
los 310 millones de dólares que recaudó la campaña solo en julio, un récord
para una campaña presidencial. También en las encuestas, que marcan un claro
giro: Biden corría detrás de Trump, Harris aparece ahora al frente. El promedio
de RealClearPolitics se dio vuelta. Harris cosecha un respaldo de casi el 48%
contra 47% para Trump. Y si antes se hablaba con apatía de una revancha del
duelo de 2020, ahora los demócratas más entusiastas le sacan el polvo a la
mística de 2008 de la primera campaña de Barack Obama. “Gracias por devolvernos
la alegría”, le dijo Walz a Harris en su primer acto juntos, en Filadelfia.
Pelea cerrada
Ánimos de lado, la elección sigue abierta. El principal
mérito del enroque orquestado por los demócratas ha sido revivir a su
electorado y volver a poner la Casa Blanca en disputa. Nate Silver, creador de
uno de los modelos que pronostica los resultados de las elecciones, le dio esta
semana una leve ventaja a Harris respecto de Trump. Los sondeos en los estados
“pendulares” que definirán al ganador, que antes mostraban a Trump delante de
Biden, ahora vuelven a estar parejos, o incluso muestran a Harris unos puntos
arriba.
Sabato cree que, si Biden hubiera seguido como candidato,
Trump habría sido el gran favorito. Pero Harris no tiene garantizada la
victoria, agregó, y en este momento “la carrera está 50-50″, el mismo lugar
donde estaba antes del fatídico debate de Biden con Trump, que selló el destino
del presidente. La revista The Economist, que elabora su propio pronóstico,
también dijo que la pelea está “cabeza a cabeza”.
La vicepresidenta Kamala Harris y el expresidente Donald
Trump (Archivo)
“El estado de ánimo
de muchos norteamericanos durante las elecciones era algo así como la
resignación, la gente sentía que apoyaría a Trump o a Biden como el menor de
dos males, dependiendo de sus perspectivas partidistas, pero había un anhelo
reprimido por una alternativa mejor y viable”, describió a LA NACION Flavio
Hickel, profesor de ciencias políticas en Washington College. “Creo que muchos
partidarios de Trump y Biden estaban más motivados por una aversión hacia el
otro bando que por el entusiasmo por su bando. En otras palabras, la campaña se
centraba más en la animosidad que en el entusiasmo”, continuó.
La nominación de Harris, indicó Hickel, cambió por completo
esa dinámica para los demócratas, pero también para otros votantes que se
encaminaban a darle su voto a Trump a regañadientes, principalmente por sus
preocupaciones sobre la vejez de Biden. Para Hickel, Harris ofrece ahora una
“alternativa viable”. Pero Hickel cree también que el respaldo que ha empezado
a amalgamar Harris se debe a un “entusiasmo genuino” en su candidatura, y no
sólo en que se trata de una candidata nueva y joven. La Nación