"Lamentablemente, no hay plata": Milei anuncia duro ajuste fiscal sin 'paños calientes' en Argentina

El presidente de Argentina, Javier Milei, se dirigió el domingo a sus seguidores congregados en las afueras del Congreso para marcar el inicio de su gobierno con un plan económico de 'shock' y un duro ajuste fiscal. Tras un breve acto de asunción sin discurso ante la Asamblea Legislativa, se situó en una tarima afuera del Hemiciclo con la banda y bastón presidencial, proclamando el comienzo de una "nueva era en Argentina".

Frente a una multitud fervorosa que ondeaba banderas de La Libertad Avanza, el partido que lo llevó al poder, Milei proclamó el fin de una "historia de decadencia" que, según él, sumió al país en la ruina. Destacó la importancia de su plan de "paz, prosperidad, crecimiento, desarrollo, libertad y progreso" para el país.

Sin embargo, pasó a enumerar la "peor herencia de la historia" recibida de su predecesor, Alberto Fernández, calificándola como la más desfavorable hasta ahora. Esto justificó la implementación inmediata de un paquete de medidas económicas que incluyen un ajuste fiscal del cinco por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), que recaerá principalmente sobre el Estado y no el sector privado.

En respuesta, la multitud comenzó a corear "motosierra, motosierra", refiriéndose a la campaña del presidente de reducir drásticamente el tamaño del Estado y el gasto público.

Milei afirmó que no hay otra opción más que el ajuste, desestimando el debate entre el shock y el gradualismo. Responsabilizó a Fernández por problemas como la deuda, el estancamiento del empleo, la inflación (mencionada en un 15,000% anual frente al 160% oficial al cierre de 2023), y la disminución del ingreso real. Prometió recortes contundentes que afectarán los sueldos, la pobreza y la indigencia, previendo una estanflación similar a la experimentada en los últimos 12 años. 

A pesar del panorama sombrío, aseguró que el ajuste será el último obstáculo antes de la recuperación económica, y se comprometió a detener la emisión de dinero por el Banco Central para controlar la inflación. Sin embargo, admitió que el índice de precios seguirá aumentando.

Hizo hincapié en que el ajuste recaerá en el Estado, no en el sector privado, y reconoció que será duro para la ciudadanía. Abogó por la eliminación de planes y ayudas sociales, sosteniendo que la única salida de la pobreza es a través de la libertad. Advirtió sobre posibles sanciones a la protesta social, como la quita de beneficios sociales, adoptando un enfoque de "el que las hace, las paga".