Llegan a 2012 las víctimas del terremoto de Marruecos; 2.059 heridos, de ellos 1404 lesionados graves
En la aldea de Uirgan, de la provincia marroquí de Al Hauz,
a unos 70 kilómetros al sur de Marraquech, se lloraba al caer la tarde de este
sábado a las víctimas del terremoto de la noche del viernes. Los entierros se
sucedían en un cementerio situado a las afueras de esa pequeña localidad,
rodeado de casas que han quedado destruidas. Al menos 2.012 personas han
perdido la vida, según datos facilitados por el Ministerio del Interior
marroquí, que se suman a 2.059 heridos, de ellos, 1.404, lesionados graves,
según el país.
El fuerte seísmo de magnitud 6,8 ha afectado a nueve
prefecturas situadas en los alrededores de la ciudad de Marraquech, donde se
han registrado 14 muertos. En la provincia de Al Hauz, situada al sur del
macizo montañoso del Atlas, han perecido 694 personas. Además, otras 347 han
fallecido en la región de Tarudant y 191 en Chichaua. Estas han sido las zonas
más afectadas por el terremoto.
Brahim, un empleado de hostelería de 74 años, se encontraba
frente a su edificio completamente desplomado. “No tenemos nada para comer esta
noche. Ningún organismo, ni ninguna persona se ha acercado para ayudarnos”,
aseguraba. Sin embargo, en una aldea vecina, Omar, un agricultor de 50 años,
mostraba dos cartones de leche, un paquete de yogures y algo de pan que le
habían sido entregados por las autoridades. Su casa también había quedado
destruida, aunque las 14 personas que vivían en el lugar se encontraban sanas y
salvas.
“En la casa que se encontraba a nuestra espalda han perdido
la vida cinco personas”, aseguraba señalando un amasijo de ladrillos de adobe y
de tejados de hojalata que cubrían lo que era una vivienda. En el edificio de
enfrente, los bomberos procedían con la búsqueda de personas desaparecidas
antes de la caída de la tarde de este sábado. Los equipos de rescate buscaban
bajo los escombros a una mujer y a dos niños.
“En esta aldea vivimos 25 familias, todas vamos a dormir al
raso esta noche”, recordaba Omar. En la sede comarcal de Uirgan, situada al
norte de esa localización, se contabilizaban al menos 20 muertos, según fuentes
de la Germandería marroquí.
Los trabajos de rescate se están intensificando en las
últimas horas en la zona afectada por el terremoto con la llegada de equipos de
bomberos, ambulancias y personas de trabajadores de protección civil. Hay una
importante presencia de socorristas, personal médico, así como también de
maquinaria pesada para movimiento de tierras. La misma noche del viernes, las
Fuerzas Armadas de Marruecos se desplegaron de urgencia para auxiliar a las
víctimas “siguiendo las instrucciones del rey Mohammed VI, comandante supremo y
jefe del Estado Mayor”, según un comunicado militar. A la región de Al Hauz,
donde se enclava Uirgan y las aldeas vecinas, se enviaron medios terrestres,
aéreos, equipos de búsqueda y salvamento, y un hospital de campaña, entre
otros. También se desplegaron drones de observación.
Alimentos, agua y cobijo
La principal preocupación, según las autoridades, es
conseguir alimentos y agua para los supervivientes, y proporcionarles alguna
forma de cobijo. Se han instalado algunas tiendas y jaimas, pero son
insuficientes para acoger a todas las personas que se preparan a dormir al raso
por segunda noche consecutiva en esta aldea, próxima al epicentro del
terremoto, situado en Iguil, a 63 kilómetros al suroeste de Marraquech y a una
profundidad de unos 18,5 kilómetros..
Las reservas de agua dependen de los pozos y de las
cisternas que llegaban en la noche de este sábado. Tampoco había servicio
eléctrico y las señales de telefonía permanecían débiles en la mayor parte de
la zona.
El rey Mohamed VI, que interrumpió sus vacaciones en París
para regresar a Marruecos tras el terremoto, ha presidido este sábado por la
tarde una sesión de trabajo en el Palacio Real de Rabat, según un comunicado
del Gabinete Real. En esa reunión, el soberano ha dado instrucciones para la
creación “inmediata” de una comisión interministerial encargada de poner en
marcha un “programa de urgencia de rehabilitación y reconstrucción de las
viviendas destruidas en las zonas siniestradas en el plazo más breve posible”,
la asistencia a las personas en dificultad, especialmente a los huérfanos y
personas vulnerables y quienes han perdido sus hogares, para proporcionarles
alojamiento, alimentos y satisfacer “sus otras necesidades básicas”.
Numerosos voluntarios procedentes de Marraquech, Agadir y
otras ciudades al sur de Marruecos se han desplazado hacia los valles del Atlas
para traer alimentos y mantas para los damnificados por el terremoto. Es
incesante el paso de caravanas de vehículos de particulares que se dirigen con
ayuda humanitaria para las víctimas del terremoto en las zonas más elevadas del
Atlas. Ascienden desde las zonas del valle con agua, comida y todo tipo de
ayuda para intentar auxiliar a las personas que han perdido sus hogares. En la
aldea de Uirgan, los derrumbamientos han cortado la carretera. Numerosos
edificios se han desplomado y una gran parte de los vecinos temen regresar a
sus casas, que pueden colapsar en cualquier momento.
Una sacudida violenta
En la cercana y turística ciudad de Marraquech, el terremoto
se sintió con fuerza. “Sobre las 23.00, sentimos una sacudida muy violenta, me
di cuenta de que era un terremoto. Veía los edificios que se movían. La gente
estaba conmocionada, en pánico; los niños lloraban, los padres, desamparados.
No tenemos los reflejos [para reaccionar] ante este tipo de situación”,
explicaba horas después del sismo desde esa ciudad Abdelhak el Amrani, de 33
años, en declaraciones a la agencia AFP. “Después, salí a la calle y ya había
mucha gente fuera”, El Amrani. Otra vecina de Marraquech confirmó que, al poco
del temblor, la mítica plaza de Yemaa el Fna se llenó de gente para intentar
ponerse a salvo ante posibles réplicas. El terremoto obligó a cientos de
habitantes en Marraquech a dormir con lo puesto en las calles.