Javier Milei
Milei festeja su fama mundial cada vez más distanciado de España y varios países y sobre una Argentina en llamas
Los españoles conocieron una semana atrás lo que Javier
Milei llama “principio de revelación”. Se trata de la fórmula que usa para
exhibir como una victoria cualquier derrota o traspié que protagoniza y que, en
este caso, lanzó contra el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez. “A
la mujer de Sánchez no la mencioné. Entonces, principio de revelación, se
autoincrimina”, dijo el mandatario ultraderechista para defenderse de la crisis
diplomática abierta entre Argentina y España tras haber atacado a Sánchez y a
su esposa, Begoña Gómez, durante un mitin de Vox en Madrid el pasado domingo.
En Argentina generó revuelo, pero menos que en España; pues siempre repite la
misma estrategia. Milei celebró una inflación mensual del 8,8% —e interanual
del 289%— como si se tratase de un gol de la selección argentina, está
convencido de ser “el político más popular del mundo” y que quienes se oponen a
él son “liliputienses”. Visto de cerca, el presidente festeja sobre un país en
llamas.
Este 25 de mayo, el Gobierno convocó a la ciudadanía
argentina “a celebrar la libertad” en las calles de Córdoba, la ciudad
argentina en la que Milei arrasó con más del 70% de los votos en las
elecciones. Para esta fecha patria y en ese mismo lugar, Milei había planeado
firmar un solemne Pacto de Mayo con los gobernadores provinciales tras la
aprobación de su ley estrella, a la que denominó Ley de bases y puntos de
partida para la libertad de los argentinos. No fue posible: el proyecto ha
encallado en el Senado, por ahora sin votos suficientes para su aprobación.
El presidente tuvo que conformarse con un acto en el que
habló ante sus seguidores en Córdoba, este sábado. “Milei, querido, el pueblo
está contigo”, le cantaron antes de que él comenzara a leer un discurso en el
que reiteró su idea favorita: que la Argentina fue potencia mundial desde fines
del siglo XIX hasta que el intervencionismo estatal la llevó a la decadencia
actual. En concreto, hizo dos anuncios. Primero, que creará un consejo con
representación política, empresaria y sindical para avanzar con las reformas
que pretende. Y segundo, que comenzará a eliminar impuestos, pero sólo si antes
se aprueban la ley bases y el paquete fiscal, que prevé, justamente, la
aplicación de impuestos. “No hay destino posible para la nación, si no les
quitamos el peso del Estado de encima a los argentinos de bien”, arengó.
Ninguna ley en seis meses de mandato
Milei asumió en diciembre y a los pocos días presentó el primer
borrador de la norma, con más de 600 artículos, entre ellos con el que pretende
dotarse de ciertas facultades legislativas. Su negativa a introducir cambios
hundió la ley. Pero Milei se negó a reconocer esa derrota legislativa. Para él
fue ―principio de revelación mediante― parte de su plan maestro para
“desenmascarar” a los diputados de “la casta” que, según su discurso, solo
buscan mantener sus privilegios. Los acusó de “delincuentes” y
“extorsionadores”; después, definió al Congreso como “un nido de ratas”.
Pese a los insultos, volvió a la carga con una segunda
versión de la ley, apremiado por el Fondo Monetario Internacional y los
inversores. Se aprobó en la Cámara de Diputados, pero se resiste en el Senado,
donde su partido, La Libertad Avanza, tiene solo siete de las 72 bancas y
escasa cintura política.
Milei lleva cero leyes aprobadas en medio año de mandato,
una situación anómala que, sin embargo, no da lugar a la autocrítica. “Los
responsables son un sector de la política que no quiere que la Argentina
avance”, justificó la parálisis legislativa el portavoz presidencial, Manuel
Adorni, en una rueda de prensa. “Si nos dejan hacer lo que tenemos pensado, son
ellos los que saben que la política argentina no va a tener espacio para
ellos”, aseguró.
Cuando el Gobierno liberó los precios de los seguros médicos
privados, solo dio marcha atrás atacándolos por “haber declarado la guerra a la
clase media”. Su intención de dejar de financiar las universidades públicas ―y
promover la educación privada con subsidios a las familias que la eligen―, se
vio noqueada por una manifestación multitudinaria. El presidente retrocedió, no
sin antes acusar a sus opositores de “tomar una causa noble”, como la defensa
de la educación gratuita, para “prostituirla”.
Adorni hizo también malabares para intentar justificar que
la visita de Milei a España fue “privada” —como la definió la embajada
argentina en Madrid en una carta oficial revelada por EL PAÍS— y también
“pública”, para justificar haber pagado con dinero del Estado un viaje personal
y partidista (asistió a un encuentro de partidos de extrema derecha), en el que
a última hora se incluyó una reunión con empresarios.
Este miércoles, una empresa alquiló para el presidente el
estadio más emblemático de Buenos Aires, el Luna Park. Milei subió a su banda
de amigos al escenario para interpetar con ellos el mismo tema que cantó a
capella en toda la campaña electoral. Panic Show sonó tres veces, la última de
ellas con Milei en el micrófono. La repetición recuerda a sus estrategias
políticas: la pelea con Sánchez llega tras los choques que protagonizó contra
las autoridades de Brasil, China, Colombia, México y Chile. Su viaje a España
fue similar al que lo había llevado antes a Estados Unidos para participar en
la Conferencia de la Acción Política Conservadora de Washington.
Los argentinos lo vieron eufórico en el Luna Park y
escucharon a Adorni presentarlo como “el máximo exponente de la libertad en el
mundo, le pese a quien le pese; el presidente con mejor imagen del continente;
el aniquilador de déficit fiscal”. Los más de 5.000 participantes del acto lo
aplaudieron con fervor y se sumaron al clima de fiesta. Pero Milei festeja en
medio de una profunda crisis económica, agravada durante los meses que lleva de
mandato, y tras años sin solución.
Economía en recesión
“A la inflación la estamos goleando”, celebró este mes el
presidente. Aunque Argentina se mantiene a la cabeza de los países con mayor
inflación del mundo, el índice viene cayendo. El Instituto Nacional de
Estadísticas y Censos (Indec) relevó en abril un 8,8% de inflación, el primer
mes por debajo de los dos dígitos desde octubre, con un pico del 25,5 en
diciembre tras la devaluación y la desregulación con las que Milei inició
mandato. Junto a la contención de los precios, el shock de ajuste planteado por
el Gobierno permitió alcanzar el superávit en las cuentas públicas, lo que le
valió a Milei una felicitación del FMI.
Pero si el plan de Milei logró cercar a dos de los grandes
fantasmas de la economía argentina, la inflación y el déficit; simultáneamente
despertó a otros espectros. La contracara de sus resultados es una vasta
recesión, el declive del empleo y una fuerte caída de los ingresos. El mantra
“no hay plata”, que Milei pregona sobre las arcas públicas, se extendió a los
bolsillos de la mayoría de ciudadanos.
En el último año, de marzo a marzo, los salarios de los
sectores público y privado mostraron un aumento promedio del 200,8% de acuerdo
con el Indec, mientras que la inflación del período fue del 287,9%. El
superávit fiscal se basa en lo que el Estado dejó de pagar. La Oficina de
Presupuesto del Congreso (OPC) detalló que la desactualización frente a la
inflación implicó para las jubilaciones una merma real del 31,4%. La inversión
en obra pública se hundió un 83,3% interanual y las erogaciones en programas
sociales bajaron entre el 45% y el 81%, según los casos.
En ese contexto, se expandió la recesión y se desplomó el
consumo. El Estimador Mensual de Actividad Económica del Indec registró para
marzo una caída de 8,4% en la comparación año a año. Los sectores más afectados
fueron la construcción (un descenso del 29,9% interanual), la industria
manufacturera (19,6%) y el comercio mayorista y minorista (16,7%). La caída del
consumo quedó explicitado en las ventas en supermercados: el Indec detalló,
para el lapso enero-marzo, una caída del 11,5% respecto del mismo período de
2023./El País