¿Qué tiene en la cabeza Milei? El político que afirma que la justicia social "es una aberración"
Javier Milei, el ganador de
las elecciones primarias celebradas el domingo 13 de agosto en
Argentina, despliega un combo de ideas difíciles de clasificar. Cuando se le
pide una definición se
proclama “anarcocapitalista”, porque “el enemigo es el Estado”. Pero
también dice que es “minarquista, alguien que considera que el Estado solo debe
estar a cargo de la seguridad y la justicia”. Milei no oculta su aire de
familia con otros líderes extremistas de la región, como el brasileño Jair
Bolsonaro, el chileno José Antonio Kast. Fuera de América Latina, se ha
acercado al partido español Vox, desde donde ha recibido efusivas felicitaciones, y a
Donald Trump.
Los principios de “vida, libertad y propiedad” estructuran
un pensamiento que promueve sin matices de su partido La Libertad Avanza, a
veces a costa de caer en contradicciones que dificultan encasillarlo. Mientras
se opone al aborto, promueve la libre portación de armas o niega el cambio
climático, defiende el derecho individual a la elección de género, el
matrimonio homosexual y la legalización de las drogas. Es también anticlerical.
Considera al papa Francisco una encarnación del comunismo y suele decir que
está listo para pasarse el judaísmo. Milei es, en resumen, un personaje de
ideas fluidas que ha calado muy profundo en un ejército de desencantados,
dispuestos a dinamitarlo todo para empezar de nuevo.
Pero ¿qué tiene Milei en la cabeza? Hacemos un recorrido por
sus ideas acerca de temas como las drogas, la dolarización, el uso de armas, la
homosexualidad y el Estado.
El Estado “enemigo” y la “aberración de la justicia social”
La base del modelo económico que propone Milei para
Argentina es la reducción del Estado a su mínima expresión, la única forma,
dice, de reducir el
gasto de la política y el déficit fiscal. Si los políticos son una
“casta parasitaria y corrupta”, es en el Estado donde hacen sus negocios sucios
y roban el dinero “al ciudadano”. El candidato ya adelantó que, en caso de
ganar, eliminará los ministerios de Educación, Salud y Desarrollo Social, las
“cajas negras” que usan los políticos para enriquecerse.
En la noche del domingo, cuando ya sabía que había ganado
las elecciones primarias, celebró ante sus seguidores que estaban “frente al
fin del modelo de la casta, esa que dice esta atrocidad de que donde hay una
necesidad nace un derecho, sin tener en cuenta que alguien tiene que pagarla”.
“O esa aberración de la justicia social, porque se traduce en un fuerte déficit
fiscal”, lanzó, como disparo al modelo de Estado que propone el peronismo.
Para Milei, la función del Estado debe limitarse, según la
visión de Milei, a la seguridad interior y la administración del sistema
judicial. “Yo considero al Estado como un enemigo; los impuestos son una rémora
de la esclavitud. El liberalismo fue creado para liberar a las personas de la
opresión de los monarcas; en este caso sería del Estado”, dice Mieli. Sin
Estado, las relaciones sociales son contratos entre privados. Este principio es
relevante en la estructuración del pensamiento del candidato.
Matrimonio entre personas del mismo sexo
“Para mí, el matrimonio es un contrato” entre privados, dice
Milei, y, por lo tanto, el Estado no debe intervenir. Las personas pueden
casarse con quien deseen, ya sean de distinto o del mismo sexo. Milei da un
paso más allá y dice que está en contra del “matrimonio como institución”
reglada por el Estado. Él mismo no está casado y no se le conoce pareja alguna.
Homosexualidad
Si el individuo es un ser que no puede ser condicionado por
el Estado, la forma en que se vive la sexualidad “es una elección personal”,
dice Milei. “No estoy para nada de acuerdo con que la homosexualidad sea una
enfermedad”, dice.
Venta de órganos
La venta de órganos por necesidades económicas merece la
atención de Milei. Debería regularse, dice, por la oferta y la demanda, sin
intervención de autoridad alguna. “Mi primera propiedad es mi cuerpo. ¿Por qué
no voy a poder disponer de mi cuerpo? Hay 7.500 personas sufriendo, esperando
los trasplantes, hay algo que no está funcionando bien. Lo que propongo es
buscar mecanismos de mercado para resolver este problema”, dice. En el inicio
de la campaña extendió el razonamiento a la venta de niños, por ser “propiedad
de los padres”. Ante la espuma que levantó, no volvió a referirse al asunto.
Aborto
Los beneficios de la libertad individual encuentran en Milei
un límite en el tema del aborto. Es un asunto al que le da mucha importancia,
atento que buena parte de sus votantes son “celestes”, el color que idéntica a
los grupos católicos que hicieron campaña contra la ley
de interrupción voluntaria del embarazo aprobada por el Congreso en diciembre
de 2020. Su oposición no es moral. “Soy liberal y el
liberalismo es el respeto al proyecto de vida del prójimo. Si vas contra la
vida no hay propiedad ni libertad que valga. Y la vida humana arranca desde la
concepción. Es un problema de matemática: la vida es un continuo con dos saltos
discretos: la concepción y la muerte. ¿En qué semana es correcto el aborto? ¿14
semanas? ¿14 semanas menos un segundo no tenés derechos y 14 semanas y un
segundo tenés derechos? La mujer puede elegir sobre su cuerpo, pero lo que
tiene dentro del vientre no es su cuerpo y el aborto violenta el principio de
no agresión”, dice Milei.
La relación con la Iglesia Católica
Milei dice que profesa la fe católica, pero su relación con
la Iglesia no es la mejor. Suele cargar contra el papa Francisco, al que en
distintas ocasiones ha llamado “jesuita que promueve el comunismo”, “personaje
impresentable y nefasto” o “representante del maligno en la Tierra”. La Conferencia Episcopal Argentina ha
repudiado en más de una oportunidad el “maltrato injusto” que el candidato da
al Pontífice argentino. Milei es además un admirador del judaísmo y de Israel,
país al que considera un potencial aliado, junto a Estados Unidos, en caso de
ganar la presidencia en octubre.
“Soy católico y todos los días me arrodillo frente a un
judío”, escribió una vez en Twitter. Consultado
por ese periódico si estaba dispuesto a cambiar de fe dijo que
lo estaba “estudiando”, aunque advertía ciertas limitaciones prácticas. “Si soy
presidente y cae Shabat ¿qué hago? ¿Te vas a desconectar del país desde la
primera estrella del viernes a la primera del sábado? Hay algunas cuestiones
que lo harían incompatibles. El rabino que me ayuda a estudiar dice que yo
debería hacer la lectura de la Torah desde el punto vista del análisis
económico”, respondió.
Legalización de las drogas
Milei está a favor de la legalización de las drogas. El
consumo es una acción individual en la que el Estado y el sistema judicial no
tienen por qué meterse, siempre que la adicción no genere un gasto para el
Estado. “Si vos te querés suicidar no tengo ningún problema, pero no me pidas
que yo pague la cuenta. Si no te vas a hacer cargo de tus decisiones me parece
injusto”, sostiene el candidato.
Identidad de género
El mismo argumento que Milei aplica a la defensa del consumo
de drogas lo usa para defender la identidad de género. “¿Querés percibirte como
un puma? Hacelo, a mí me da lo mismo mientras no me hagas pagar la cuenta. No
me lo impongas desde el Estado, no le robes guita [dinero] a la gente para
imponerle las ideas de otros”, dice.
Cambio climático
Milei es un negacionista del cambio climático, como dos de
los dirigentes que más admira: Donald Trump y Jair
Bolsonaro. “El calentamiento global es otra de las mentiras del
socialismo”, dice Milei. “Hace 10 o 15 años se discutía que el planeta se iba a
congelar. Ahora discuten que se calienta. Aquellos que conozcan cómo se hacen
esas simulaciones van a ver que las funciones están sobresaturadas en
determinados parámetros a propósito para generar miedo”, sostiene el candidato.
Memoria histórica
Milei no es un defensor de la dictadura militar argentina
(1973-1983), al menos en público. Deja esa función a su candidata a vicepresidenta,
Victoria Villaroel, hija de militares y promotora de una “verdad histórica” que
tenga en cuenta no solo la versión de las víctimas civiles, sino también de los
uniformados condenados por delitos de lesa humanidad. En caso de llegar al Gobierno,
Villarroel tendrá un rol clave, ya lo adelantó Milei, en cuestiones de
seguridad y defensa nacional.
Seguridad y portación de armas y “bukelización”
Para resolver el tema de la seguridad ciudadana, Argentina
necesita que las fuerzas “vuelvan a tener autoridad”, sostiene Milei. Está a
favor de reducir la edad de imputabilidad de menores y de “desregular el
mercado legal de armas”, que en Argentina está muy restringido. “¿Cuál sería el
problema si pudiera usar un arma? La tenencia, además, le quita poder relativo
al Estado, que es el que tiene el monopolio de la violencia. No tendría por qué
estar regulado por el Estado”, dice Milei.
Consultado por este periódico sobre la política de
mano dura emprendida por el Nayib Bukele en El Salvador, el
candidato argentino tomó una prudente distancia, aunque sin descartar de plano
el modelo. “En principio, decimos que lo tenemos que estudiar y lo que hizo
Nahuel [Sotelo, diputado] fue ir a estudiarlo [a El Salvador]. Lo estamos
estudiando porque fue sumamente exitoso”, respondió.
Dolarización
Este es el caballito de batalla de Milei para terminar con
la inflación, el mal que desde hace un siglo devasta la economía de Argentina.
Entre sus propuestas están la de “incendiar el banco central” para que el país
no pueda emitir moneda, “una estafa que lleva a la pérdida del poder adquisitivo”.
“Cuando le saquen la máquina de imprimir billetes a los políticos se terminará
la inflación, porque la inflación es siempre y en todo lugar un fenómeno
monetario generado por un exceso de dinero”, dijo Milei a este periódico. El
paso siguiente es dolarizar la economía, una versión radical de la
convertibilidad del peso con el dólar que en los años noventa, durante la
presidencia de Carlos Menem, llevó el IPC a un dígito. “A partir de 1993,
Argentina fue el país con menos inflación del mundo. Fue el programa más
exitoso de la historia argentina”, dice Milei.