Muerte y dolor en una sala de conciertos en Moscú
Un atentado en una sala de conciertos de Moscú causa al menos 60 muertos y un centenar de heridos
Un ataque en la sala de conciertos Crocus City Hall, situado
al noroeste de Moscú, ha causado este viernes decenas de víctimas. Los datos
del Comité de Investigación de Rusia, organismo fiscal que depende de la
presidencia, indican que ha habido más de 60 muertos y más de un centenar de
heridos, según ha informado la agencia Reuters. Por el momento, no hay
confirmación oficial de quiénes han sido los los autores de este acto
terrorista —como lo han calificado la Fiscalía y el Ministerio de Exteriores de
Rusia—, aunque a última hora el Estado Islámico ha asumido la autoría en su
canal de Telegram, según Reuters. Tanto el Gobierno ucranio como el Cuerpo de
Voluntarios Rusos, unidad que combate junto con Kiev contra el Kremlin en la
invasión de Ucrania, habían negado previamente haber participado en la matanza.
El Crocus City Hall se encuentra en la ciudad de
Krasnogorsk, en las inmediaciones de la capital. Un grupo de personas vestidas
de camuflaje han entrado al lugar con armas de asalto y han abierto fuego justo
antes de comenzar el concierto del grupo Picnic, a las 20.00 (dos horas menos
en España peninsular). Todas las entradas, 6.200, estaban vendidas y los vídeos
del lugar reflejan el asesinato a bocajarro de algunos asistentes al intentar
huir.
Los atacantes han provocado además un incendio en el centro de ocio que alberga la sala de conciertos. En otra sala próxima a la del concierto se estaban celebrando una serie de concursos infantiles con niños procedentes de la región de Vólogda, situada a medio millar de kilómetros al norte de Moscú. Al lugar se han trasladado unidades de las fuerzas de seguridad rusas y del servicio de emergencias. La prensa rusa informa de que quedaron atrapadas numerosas personas, incluidos niños, en la parte del edificio en llamas.
MÁS INFORMACIÓN
Estados Unidos y el Reino Unido publicaron hace dos semanas
una alerta de posibles ataques terroristas en Rusia, poco después de que el FSB
anunciara que había frustrado un ataque del Estado Islámico en una sinagoga de
la capital rusa. Washington incidió en su aviso en el riesgo de que fueran
atacados “eventos con mucha gente, como conciertos”. El presidente Vladímir
Putin minimizó la amenaza y aseguró que “todo esto se parece a un chantaje
absoluto con la intención de intimidar y desestabilizar a nuestra sociedad”.
Washington ha manifestado este viernes que no hay indicios
de que Ucrania esté detrás de este ataque terrorista. Tras desdeñar sus
advertencias de la pasada semana sobre un posible acto “extremista”, el Kremlin
ha pedido información a la Casa Blanca que pueda aclarar la autoría del ataque.
Putin ha sido informado desde el primer minuto, según ha
manifestado su portavoz, Dmitri Peskov. Además, al lugar se han trasladado poco
después el jefe del Ministerio del Interior y máximo responsable de la policía,
Vladímir Kolokoltsev, y el presidente del Comité de Investigación, el organismo
que ejerce como Fiscalía, Alexánder Bastrykin, para informar al mandatario en
primera persona.
Kiev niega la autoría
Antes de que se conociera la reivindicación del Estado
Islámico, Kiev había negado estar detrás de la masacre. Mijaílo Podoliak,
asesor del presidente ucranio, Volodímir Zelenski, rechazó categóricamente
cualquier relación con el ataque a la sala de conciertos. “Ucrania no tiene
absoluta y definitivamente nada que ver con el suceso. Tenemos una intensa y
enorme guerra a gran escala con el ejército ruso y con la Federación Rusa. Y a
pesar de todo, todo se decidirá precisamente en el campo de batalla de Ucrania”,
subrayó Podoliak, quien agregó que las autoridades ucranias no utilizan métodos
terroristas. El asesor de Zelenski también incidió en que opositores a Putin
indican que el líder ruso ha orquestado en el pasado otros atentados para
justificar la guerra en Chechenia. Por su parte, el Cuerpo de Voluntarios
Rusos, unidad paramilitar apoyada por Kiev, también lo desmintió. “Por
supuesto, clarísimamente no hemos sido nosotros”, manifestó al diario Nóvaya
Gazeta un representante de la unidad.
Los Servicios de Inteligencia (GUR) del Ministerio de
Defensa ucranio habían acusado, por su parte, a los servicios secretos rusos de
estar detrás del atentado, informa desde Kiev Cristian Segura. “Esto una
provocación deliberada de los servicios especiales de Putin, sobre los que la
comunidad internacional advirtió. El tirano del Kremlin empezó su carrera con
esto y quiere terminarla con los mismos crímenes contra sus propios
ciudadanos”, afirmó el portavoz del GUR, Andrii Yusov, en referencia a los atentados
islamistas de 1999 que la oposición rusa asegura que fueron un complot del FSB
y de Putin. Los avisos del Gobierno de Estados Unidos y del Reino Unido de este
marzo ante posibles atentado en Moscú no especificaron en ningún caso que
fueran las autoridades rusas las que estuvieran detrás de un posible atentado.
La Fiscalía rusa ha iniciado una investigación sobre la
tragedia. Además del conflicto con Ucrania, Rusia se ha enfrentado en las
últimas décadas a los atentados del extremismo islámico y algunas regiones
separatistas. Este mismo viernes, el FSB anunció la detención en la región de
Ingusetia de una treintena de miembros del Estado Islámico, cuya filial en
Afganistán, ISIS-K, está enfrentada al movimiento talibán, ahora en el poder en
ese país y apoyado por Moscú.
El ataque de este viernes trae a la ciudadanía rusa el
recuerdo de la oleada de atentados que golpeó al país a finales de los años
noventa y principios de siglo, cuando llegó al poder Putin. Más recientemente,
el país ha sufrido ataques como el ocurrido el 3 de abril de 2017, cuando un
ciudadano ruso-kirguizo mató a 15 personas e hirió a otras 45 en el metro de
San Petersburgo con una bomba casera. El autor del ataque había viajado en 2014
a Siria, donde contactó con el Estado Islámico, según los medios rusos. Aquel
fue uno de varios ataques perpetrados por el grupo terrorista en el país por su
apoyo al régimen de Bachar el Asad. Dos años antes, sus miembros habían
introducido una bomba en el vuelo 9268 de Metrojet entre la ciudad egipcia de
Sharm El Sheikh y San Petersburgo. Todos sus ocupantes, 224 personas, murieron
en aquel suceso.
“Ha ocurrido una terrible tragedia. Mi más sentido pésame a
los seres queridos de todas las víctimas”, ha declarado el alcalde de Moscú,
Serguéi Sobianin. El mánager del grupo Picnic, Yuri Chernyshevski, ha asegurado
al diario Meduza que sus integrantes se encuentran bien. “Todo sucedió antes de
que comenzara el concierto. Oímos disparos y nos dimos cuenta de que el
edificio estaba en llamas”, ha manifestado el responsable de la banda.
El atentado ha provocado una cadena de pésames y la
cancelación de eventos en Moscú y en el resto de regiones rusas, donde se ha
reforzado la seguridad. “Vine al concierto desde Tula. Habíamos entrado al
recinto, estábamos en la platea, en el primer piso. Por ese lado empezó el
fuego de ametralladora”, ha contado un testigo a la radio Kommersant FM.
“Comenzó el pánico, comenzaron los gritos, todos corrieron a donde pudieron.
Llegamos a unos túneles y el tiroteo continuaba. Habían pasado unos 10 o 15 minutos
y todavía se escuchaban los disparos. La gente huía sin sus abrigos”.
La comunidad internacional ha mostrado sus condolencias al
pueblo ruso sin distinción por su posición sobre la invasión de Ucrania. “La
Unión Europea está conmocionada y consternada por las noticias de un ataque
terrorista en el centro Crocus de Moscú. La Unión Europea condena cualquier
ataque contra civiles. Nuestros pensamientos están con todos los ciudadanos
rusos afectados”, ha publicado en X, el nuevo nombre de Twitter, el portavoz de
Exteriores del bloque comunitario, Peter Stano. “Siria condena enérgicamente el
ataque terrorista”, ha declarado Damasco, uno de los aliados más sólidos con
los que cuenta el Kremlin. El presidente bielorruso, otro socio fiel a Putin,
transmitió sus condolencias al mandatario personalmente.