La congresista dem{ocrata Ocasio Cortez
A 200 años, congresistas de EE UU exigen el fin de la ‘doctrina Monroe’ y del intervencionismo en Latinoamérica
En diciembre de 1823, James Monroe, quinto presidente de una
república joven, pronunció un discurso con el que quedó inaugurada la política
exterior de Estados Unidos, al situar unilateralmente a Latinoamérica y el
Caribe en su esfera de influencia. En teoría, predicaba la oposición activa a
la interferencia de las potencias europeas en los países del Sur, en pleno
proceso de emancipación. En la práctica, marcó el inicio de décadas de
invasiones, intervenciones militares y derrocamientos orquestados por la CIA de
Gobiernos legítimos. Ahora, justo dos siglos después, cinco congresistas
demócratas han decidido que Washington, y el continente, ya tuvo suficiente
doctrina Monroe.
La representante por Nueva York, Nydia M. Velázquez, ha
introducido en el Capitolio, según ha podido saber EL PAÍS, una resolución que
exige que el Departamento de Estado dé por superado “formalmente” el influyente
marco de relaciones internacionales para desarrollar en su lugar una “política
del Nuevo Buen Vecino”, “diseñada para fomentar las mejores relaciones y
profundizar en una cooperación más eficaz”.
Eso se traduce, según el texto, en el final de todas las
sanciones económicas unilaterales, embargo de Cuba incluido; la
desclasificación inmediata de los archivos secretos de la CIA relacionados con
golpes de estado y apoyo a dictaduras; la aprobación de leyes que permitan la
suspensión automática de ayudas a cualquier Gobierno ilegítimo de la región; el
apoyo a la “democratización” del Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco
Mundial (BM) o el Banco Interamericano de Desarrollo (BID); y el inicio de una
colaboración de Washington con el resto de capitales para lanzar una “reforma
de gran alcance” de la Organización de Estados Americanos (OEA). A este último
organismo multilateral, la resolución acusa de guardar “silencio” sobre “los
numerosos abusos atroces perpetrados por las dictaduras de derecha respaldadas
por Estados Unidos durante la Guerra Fría”.
La firma de Ocasio-Cortez
“Desde el narcotráfico a la migración masiva y el cambio
climático, los numerosos desafíos compartidos entre Estados Unidos y América
Latina no pueden abordarse con la anticuada doctrina Monroe. Son algunas de las
cuestiones más apremiantes de nuestro tiempo y exigen un proceso que enfatice
el respeto y la cooperación”, considera la congresista Velázquez, que cuenta
con el respaldo de los representantes Alexandria Ocasio-Cortez (congresista
también por Nueva York), Greg Casar (Texas), y Delia Ramirez y Chuy Garcia
(ambos de Illinois).
Los cinco patrocinan un texto que cabe leer también como un
pliego de cargos contra dos siglos de política expansionista de Estados Unidos
en la región (o el hemisferio occidental, como prefieren llamarlo en
Washington). Se citan, entre otros, el genocidio indio, la invasión de Texas,
Cuba y Puerto Rico, las “guerras bananeras” de principio del siglo XX, la
fundación de la CIA, el golpe de estado contra Jacobo Arbenz en Guatemala, el
embargo a Cuba, los derrocamientos de Salvador Allende en Chile y Joao Goulart
en Brasil, el apoyo a la Operación Cóndor entre 1975 y 1980, los escuadrones de
la muerte en El Salvador, la contra en Nicaragua y el resto de las operaciones
paramilitares en Centroamérica, la guerra contra la droga del Plan Colombia,
las maniobras para desalojar a Hugo Chávez y las sanciones a Venezuela o las
políticas austericidas del FMI.
El Congreso se encuentra en receso por las vacaciones
navideñas. A la vuelta, en enero, los patronos de la resolución buscarán el
apoyo del resto de su partido y tratarán de forzar el voto en el pleno sobre el
contenido del texto. Esa decisión está en manos de la mayoría republicana, así
que el éxito de la iniciativa es incierto.
El debate sobre la legitimad de la doctrina Monroe, y sobre
su spin off, el Corolario Roosevelt, que autorizó a Estados Unidos a intervenir
para asegurar sus intereses en la región, no es nuevo. En 2013, el secretario
de Estado John Kerry (en tiempos de Obama) dio por terminada su era en una
discurso ante la OEA. Seis años después, John Bolton, asesor de Seguridad
Nacional durante la presidencia de Donald Trump proclamó “con orgullo” que la
doctrina estaba “viva y coleando”.
En 2022, al poco del comienzo de la invasión rusa en
Ucrania, el senador por Vermont Bernie Sanders se dirigió al presidente Joe
Biden, en el Capitolio con estas palabras: “Vladímir Putin puede ser un
mentiroso y un demagogo. Pero es hipócrita que Estados Unidos insista en que
nosotros, como nación, no aceptamos el principio de las esferas de influencia.
Durante los últimos 200 años nuestro país ha operado bajo la doctrina Monroe
como potencia dominante en el Hemisferio Occidental. Según Estados Unidos, Estados
Unidos tiene derecho a intervenir contra cualquier país que pueda amenazar
nuestros intereses legítimos. Esa es la política de Estados Unidos. Así es cómo
Estados Unidos ha socavado y derrocado al menos a una docena de países en
Sudamérica, Centroamérica y el Caribe”.