Arce posee la clave para el diálogo frente a las amenazas de bloqueos y protestas
El ministro Édgar Montaño se reunió ayer con las
federaciones de choferes de La Paz y hoy viajará a Oruro para dialogar con
representantes del sector que bloqueó las rutas hacia los puertos de Chile
entre el 2 y 3 de junio. Con el lema “Yo soy la vía, yo soy el camino para
cualquier solución en el tema del transporte”, Montaño intenta desactivar la
amenaza de bloqueo de los camioneros que operan con carga nacional e
internacional. Esta semana estableció mesas técnicas de diálogo, aunque la
amenaza persiste.
La Cámara de Transporte Internacional ha mantenido la
amenaza de bloquear las carreteras y cerrar las fronteras a partir del 17 de
junio. Este sector ha rechazado las mesas técnicas y exige dialogar
directamente con el presidente Luis Arce para abordar sus demandas y encontrar
soluciones.
Simultáneamente, representantes de la Confederación de
Gremiales de Bolivia cumplieron ayer dos días de marcha hacia La Paz. Partieron
el lunes desde Patacamaya y esperan llegar el domingo a la sede de Gobierno
tras recorrer 100 km. Ellos también buscan hablar con Arce.
“Hemos enviado varias notas al Gobierno y esperamos
reunirnos con el presidente. Nuestro sector es grande, se está movilizando
desde hace tiempo y solo hemos sido derivados a varias autoridades. Queremos
conversar con el presidente para volver a la normalidad”, declaró el secretario
de la Confederación Gremial, Édgar Álvarez, a EL DEBER. Álvarez es parte de la
marcha a La Paz.
Las demandas principales son la irregular provisión de
diésel y la alta cotización del dólar en el mercado paralelo, además de quejas
contra la Aduana y la presión de Impuestos Nacionales.
El clima afecta la
marcha
Hoy, la marcha gremial cumple su tercer día de
movilización hacia La Paz en demanda de atención a su pliego petitorio, aunque
ya se reportan bajas debido al clima del altiplano paceño. La movilización
comenzó el martes en Patacamaya y pasó la noche en Ayo Ayo, soportando
temperaturas bajo cero. “Evaluamos positivamente estas primeras horas de la
marcha, pese a las bajas por el clima y el cansancio, auxiliados por la Cruz
Roja”, explicó Álvarez.
Las bajas fueron causadas por ampollas, quemaduras
solares y el mal de altura, especialmente entre los marchistas provenientes de
Santa Cruz. La marcha, que comenzó con 150 personas, ahora reúne a 700.
Recibieron apoyo de los pobladores y afines del sector
gremial a lo largo del recorrido. Además de la falta de dólares y combustibles,
demandan la renuncia de los presidentes del Servicio de Impuestos Nacionales y
de la Aduana, así como la abrogación del Decreto Supremo 4732 y la ley de
facturación electrónica.
Diálogo con el
presidente
El presidente Luis Arce confirmó que se reunirá con
representantes del transporte pesado el sábado en la Casa Grande del Pueblo.
“Este sábado sostendremos una reunión con varios sectores del transporte que ya
han pasado por las mesas técnicas. Plantearon sus problemas, los ministros los
atendieron y, por lo tanto, el presidente los atenderá”, afirmó.
Arce adelantó que se abordarán temas como las aduanas y
el suministro de carburantes. “Atendimos rápidamente sus demandas y nuestros
ministros conformaron los equipos necesarios para resolver sus peticiones”,
indicó.
Criticó a algunos dirigentes del transporte pesado por
exigir una reunión directa con él y no con otras autoridades. “No debería haber
movilización a no ser que sea un tema político, porque todo se ha
preelectorizado”, manifestó.
El transporte pesado bloqueó las principales rutas de la
Red Vial Fundamental entre el 2 y 3 de junio, causando pérdidas diarias de $us
10 millones para el sector industrial y $us 26 millones para los exportadores.
Otros conflictos
Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB)
advirtió que la toma del pozo Yarará X2 puede generar una pérdida de $us 30
millones. Un contingente de 100 efectivos policiales se ha desplazado a la zona
para vigilar y evitar mayores conflictos. Wilman Yabeta Viera, vicepresidenta
de Administración, Contratos y Fiscalización de YPFB, explicó que la toma del
pozo, que comenzó ayer, retrasa la recuperación de condensado de petróleo,
causando una pérdida diaria de más de 500 barriles, equivalentes a
aproximadamente 300.000 bolivianos. La prolongación del cierre podría dañar la
formación y la mecánica del pozo, incrementando las pérdidas económicas.