Bolivia cuenta con la mayor cantidad de trabajadores que tienen más de 65 años; el índice más alto de A. Latina
Mientras en América Latina 30
de cada 100 trabajadores son mayores de 65 años, en Bolivia ese promedio pasa
de 56, y es el país más complicado pues denota falencias en su sistema de
jubilación y no se da lugar a un recambio en la fuerza laboral.
Según información de la
Organización Internacional del Trabajo (OIT) en 2022 la tasa de participación
en el mercado laboral de esta población adulta fue de 28,7% en América Latina,
mientras que en los países de altos ingresos o desarrollados fue de un 11,9%.
“En Latinoamérica hay casos
extremos, como Bolivia, donde la participación laboral de los adultos mayores
es del 56,5%, mientras que, en Perú, llega al 48,5%”, señalan los datos de la
OIT recopilados por Bloomberg.
Mientras en los países
desarrollados llegar a la edad adulta es sinónimo de descanso después de una
larga vida productiva y se accede a una pensión, en América Latina los mayores
de 65 no tienen ese mismo destino, o si lo tienen no lo toman pues lo consideran
insuficiente y lo rechazan.
Esto explica, según la OIT,
que en los últimos 30 años la tasa de participación laboral de las personas
mayores de 65 años se mantuvo cercana al 30% y porque en Bolivia pasa del 55% y
en Perú esta cerca del 50%.
En la región el 34,5% de los
mayores de 65 años no tiene ningún tipo de ingreso laboral ni pensiones, de
acuerdo con la OIT, a esto se le denomina “deterioro de la cobertura de
protección social en la vejez”. En Latinoamérica, un 46,8% de los mayores de 65
años recibe solo una pensión, un 5,1% recibe ingreso laboral y pensión,
mientras que 13,6% reporta solo ingreso laboral. Otros países con altas tasas
de participación laboral de los mayores de 65 años son Ecuador (38,1%), seguido
por Guatemala (36,3%) y Paraguay (35,4%), donde superan el 30%, cuando el
promedio en Latinoamérica es de 28,7%.
BOLIVIA.
En Bolivia son varios los
estudios que explican porque hay una gran cantidad de personas mayores de 65
años que deciden seguir trabajando. Uno de los primeros aspectos es el fenómeno
de la informalidad laboral, donde están inmersos más del 70% de los bolivianos
en edad de trabajar.
Es decir, este grupo no tiene
seguros, menos tendrá una jubilación y por eso siguen tranbajando. Otro de los
factores es que el Estado es tradicionalmente uno de los mayores empleadores en
el sistema formal. Y son las entidades autárquicas, como las universidades, el
sistema de salud (médicos) de educación (profesores), seguridad (militares y
policías), y el sistema subnacional, como las alcaldías y gobernaciones, las
que concentran trabajadores sin límites de edad. Se calcula que en Bolivia
entre el 60% y el 70% de la formalidad la aporta el Estado y, por dentro, una
gran cantidad de empleados pasan de los 65 años.
Reportes periodísticos
sostienen que hay médicos que tienen más de 65 años, pero siguen en sus
puestos; profesores de universidad o de colegio que todavía tienen su puesto
laboral sin ningún tipo de control. Lo peor de todo es que este fenómeno viene
acompañado de un sistema de jubilación poco atractivo, por tanto, la mayoría de
estas personas deciden seguir en sus fuentes laborales y no se jubilan, porque
las pensiones son muy bajas. Por eso, y otros factores más, hay tantos
trabajadores mayores de 65 años.
En este contexto, el
viceministro de Pensiones, Franz Apaza, informó que la cantidad de personas
jubiladas creció de 30.000 a 220.000 por efecto de la Ley 065, promulgada en
2010, que impulsa un fondo solidario. “Ha crecido en seis veces la cantidad de
jubilados en nuestro país”, dijo a La Razón.
Informó que, de los 220.000
jubilados, 17.800 siguen trabajando, es decir, un 8%. “Esas personas no van a
perder sus fuentes laborales porque esta ley no establece como causal de
despido la edad”.
Explicó también que hay 10.211
personas mayores de 65 años que todavía no se jubilaron, pese a taner todas las
condiciones y requisitos para hacerlo.
DEBATE.
Con este panorama y con la
presentación de un proyecto para hacer ajustes en la Ley de pensiones, en los
últimos meses en Bolivia se abrió el debate sobre una ‘necesaria o forzosa’
jubilación a los 65 años.
En la propuesta del Gobierno,
se sugiere aplicar evaluaciones psicológicas y físicas, entre otras, para
determinar si estas personas pueden seguir trabajando o comienzan a jubilarse.
Actualmente, los bolivianos
pueden jubilarse a partir de los 58 años, pero pocos asumen esta determinación
por las bajas pensiones a las que acceden.
El viceministerio Apaza,
aclaró que el Proyecto de Ley 035, de modificación a la Ley de Pensiones 065,
no ordena en ninguna de sus líneas la “jubilación forzosa o jubilación a los 65
años de edad”.
Al contrario, dijo que lo que
propone es mejorar las pensiones con incrementos de hasta 1.000 bolivianos y
fortalecer el financiamiento del Fondo Solidario.
Pero la Federación de
Sindicatos de Ramas Médicas de Salud Pública (Fesirmes) y el Magisterio Urbano
rechazaron el proyecto de ley y realizaron movilizaciones en rechazo de una
presunta “jubilación forzosa” y en demanda de una “jubilación del 100%”.
De hecho, en las últimas
semadas frealizaron sendos paros de labores de 24 y 72 horas.
Apaza lamentó que “algunos
dirigentes” hayan difundido información falsa sobre la modificación a la ley de
pensiones.
Con este panorama Bolivia se
encuentra frente a un gran problema, porque mientras más gente mayor de 65 años
siga dentro del mercado laboral, menos chances habrá para incorporar a los
jóvenes prefesionales del país que esperan una oportunidad.
Cada día mueren más de 7.100
trabajadores por enfermedades laborales
La salud y la vida de los
trabajadores es una preocupación en todo el mundo. Datos de la Organización
Mundial del Trabajo (OIT) establecen que cada año cerca de tres millones de
trabajadores mueren por accidentes y enfermedades relacionados con el trabajo.
Es decir, unos 8.200 cada día.
La mayoría de estas muertes
relacionadas con el trabajo, un total de 2,6 millones, se deben a enfermedades
que aquejan al trabajador. Eso quiere decir que cada día mueren unos 7.123
trabajadores por males y una gran mayoría de los afectados son adultos mayores.
Otros más de 330.000
trabajadores pierden la vida en accidentes laborales cada año, esto quiere
decir como 1.000 cada día.
Los datos de la OIT muestran
que la mayor proporción de muertes actuales relacionadas con el trabajo (86 por
ciento) son causadas por enfermedades.
Entre las principales causas
de mortalidad entre los trabajadores están las enfermedades del corazón,
cardíacas o circulatorias, con el 31 por ciento; después están los diversos
tipos de cáncer relacionados con el trabajo, con 26 por ciento; y en tercer lugar
están las enfermedades respiratorias, con 17 por ciento.
Si se trata de enfermedades o
accidentes que no llegan a muerte, los datos muestran que cada año más de 374
millones de personas sufren lesiones o males a causa de hechos relacionados con
el trabajo en el mundo.
Se estima que la pérdida de
días de trabajo debido a causas relacionadas con enfermedades laborales
representa casi cuatro por ciento del PIB mundial y, en algunos países llega
incluso al seis por ciento, señala la OIT.
El reporte de la OIT añade
también que son más los hombres que mueren por incidentes relacionados con el
trabajo (51,4 por 100.000 adultos en edad laboral) y las mujeres menos (17,2
por 100.000 adultas en edad de trabajar). La región de Asia y el Pacífico
registra la mayor mortalidad relacionada con el trabajo (63% del total mundial)
debido al tamaño de su población trabajadora.
Entre los sectores más
peligrosos para el trabajo están la agricultura, la construcción, la
silvicultura, la pesca y la industria manufacturera, con 200.000 accidentes
mortales al año, lo que representa el 63%.
Para impulsar los esfuerzos
mundiales destinados a garantizar un entorno de trabajo seguro y saludable, la
OIT sostiene un plan denominado Estrategia Mundial de Seguridad y Salud en el
Trabajo para 2024-2030. El objetivo es dar prioridad al bienestar de los
trabajadores en consonancia con la dedicación de la OIT a la justicia social y
la promoción del trabajo decente en todo el mundo.
La estrategia anima a los
miembros de la OIT a actuar sobre tres pilares: Primero, mejorar los marcos
nacionales de seguridad y salud en el trabajo mediante una mayor gobernanza, la
promoción de datos fiables y el desarrollo de competencias.
En segundo lugar, reforzar la
coordinación, las asociaciones y la inversión en seguridad laboral a escala
nacional y mundial y, en tercer lugar, mejorar los sistemas de gestión en el
lugar del trabajo mediante la promoción de los principios OIT-OSH 2001, el
desarrollo de orientaciones que transformen la perspectiva de género y su
adaptación a los peligros, riesgos, sectores y ocupaciones específicos de cada
trabajo. /La Razón