Foto Dico Soliz
En Cochabamba están las Warmi Kewiñas, mujeres que reforestan bosques mientras siembran sus sueños
Nicole Vargas/OPINION
Enfundadas en sus
polleras, cargadas de sus aguayos y sus sueños, cada día un grupo de mujeres de
Chiaraje, una comunidad de Cocapata, va hasta el vivero de kewiñas a cuidar los
plantines hasta que sea hora de llevarlos a la montaña, a su hogar definitivo.
Mientras reforestan los bosques con esta especie endémica de la zona andina de
Sudamérica, muchas aprenden a leer y escribir. Cada una tiene una meta
particular, pero comparten su deseo de ver a su comunidad convertida en un
ejemplo de compromiso con el medioambiente.
Este año, luego
de 10 meses de trabajo, llevaron a cabo la primera plantación de 100 mil
kewiñas como parte del proyecto “Restauración de los bosques de Polylepis
(kewiña) en las cuencas de Misicuni y Altamachi (Bolivia)” ejecutado por la
organización Faunagua. Las autoridades municipales y comunales junto con
representantes de la institución fueron parte del memorable ritual.
Como impacto
secundario del proyecto, se comenzó a hacer la alfabetización a los pobladores,
sobre todo enfocado en adultas mayores. Era común que las mujeres que no sabían
leer prefieran no participar en las actividades de intervención por la
vergüenza. Sin embargo, Norma Achocalla, una de las responsables del proyecto,
se encargó de enseñarles poco a poco.
También fundaron
la organización Warmi Kewiñas, en honor al nombre con el que OPINIÓN las
bautizó. A través de esta, ahora impulsan proyectos que las beneficien. Ellas
quieren seguir reforestando los bosques de Cocapata, pero también cumplir sus
sueños.