General Zúñiga ingresando a Palacio de Gobierno
Golpe de Estado: Los delirios del General Zúñiga hicieron recordar el horror de las dictaduras militares
Grover Cardozo
El momento en que
una tanqueta del ejército destruyó en su avance la puerta metálica del Palacio Quemado, haciendo saltar
algunos fierros por el aire, los periodistas que nos encontrábamos a dos metros del hecho filmando esa afrenta, veíamos en esa acción una señal inequívoca de
golpe de Estado, al recordar las masacres y atropellos de militares genocidas
en los muchos golpes que vivió Bolivia entre 1964 a 2019.
En esos episodios
la bota militar aplastaba con soberbia los derechos del pueblo y los cuerpos de
quienes heroicamente defendían la
democracia, los derechos ciudadanos y el
estado de derecho.
Y fue de película de terror lo que ocurrió la tarde de este miércoles a
partir de las 14:00, cuando los medios de comunicación reportaron el ingreso de
100 militares y 10 tanquetas del ejército de Bolivia a la cabeza de su
comandante Gral. José Zúñiga “el General del pueblo” solicitar -sin ningún mandato-
la “reestructuración de la democracia” “cambio de gabinete” y “la liberación de
Camacho y todos los presos políticos”.
Todo se dio al
estilo de las películas de ficción hollywodenses que irrumpen en un recinto prohibido
con el poder de sus armas llevándose todo por delante. En el momento en que los principales medios reportaron el ingreso
de tanquetas a la Plaza Murillo, la ciudadanía volvió a recordar los aciagos días
de la toma de ese emblemático lugar por Banzer en 1971, García Mesa en 1980 y Jeanine
Añez en 2019. Estos “salvadores”, primero tomaron la Plaza como señal de poder
y fuerza para luego entrar “victoriosos” el Palacio de Gobierno. Aprendió muy bien esas lecciones el Comandante
del Ejército y replicó al pie de la letra cada movimiento sedicioso pisoteando una vez más y sin la mínima consideración La
Constitución.
“El jota” cometió
errores que sus propios camaradas lo deben estar lamentado. Después de tantas décadas
de atraso de Bolivia por la presencia de militares en el poder, se concluye que
la institución castrense aun no entiende la razón de ser de un Estado de
derecho, donde por diez mil razones todo puede estar permitido, incluidos los
insultos y calumnias, excepto atentar contra el voto del pueblo en las urnas.
Casi cuatro horas
de miedo y horror para la ciudadanía que se había acostumbrado a una democracia imperfecta y con
pocas soluciones para todos, pero democracia al fin, sin tanquetas, fusiles o uniformados
pavoneándose por las plazas e ingresando a los domicilios a tomar presos o soltando
balas a diestra y siniestra como ocurrió el 17 de julio, cuando acribillaron a
Marcelo Quiroga Santa Cruz con el apoyo
de algunos “paras”.
Exceso de
confianza del presidente Luis Arce en el mando del ejército y en especial con el general Juan José Zuñiga, quien después de cuidar por 3
años las espaldas del Presidente electo, creyó (por razones que recién se
conocerán) que ya tenía el derecho de sucederlo en el cargo.
“Hemos venido a
arreglar la situación porque esto ya no puede seguir más. Cambiaremos el gabinete,
restructuraremos la democracia y liberaremos a todos los presos políticos, incluido
Camacho” Eso y mucho más dijo Zúñiga sin tener un solo voto del pueblo, pero además
traicionando la confianza que le había dado el propio Presidente Arce al
designarlo en el cargo.
Se sabe que la
noche del miércoles en la reunión entre el Presidente Arce y Juan José Zúñiga el Presidente decidió su salida del cargo y aunque la postura no fue oficializada, se filtró el dato que daba cuenta del pedido
de renuncia para Zuñiga.
Esa mañana el
militar cuestionado aun declaro a algunos medios “Que nadie le había comunicado
oficialmente su relevo y que por tanto él
se mantenía como comandante General del Ejercito” Pasaron las horas y
cuando debía oficializarse el relevo del
militar, este hizo formar a coroneles, capitanes y tenientes, se metió en una tanqueta y dio la
orden de partir rumbo a la plaza.