Los ricos quieren viviendas con un museo dentro
El cliente de alto poder
adquisitivo empieza a demandar inmuebles con piezas de arte en su interior, que
puede revalorizarlas hasta un 15%
El mercado del lujo sigue al
alza. Un estudio realizado por Bain & Company y Altagamma proyecta un
crecimiento del sector de artículos personales de entre un 5% y un 12% en 2023.
En 2022, el arte, por ejemplo, experimentó un incremento cercano al 7%. Y la
vivienda no es una excepción para los consumidores de alto poder adquisitivo.
Según la inmobiliaria Lucas
Fox, “los potenciales compradores de casas buscan propiedades cada vez más
exclusivas y llamativas, y las piezas de arte integradas en el espacio interior
o en los jardines marcan la diferencia”. El arte se ha convertido en una opción
de inversión donde se buscan revalorizaciones más rápidas que, como mínimo,
conserven su valor en el tiempo. Pero más allá de esta rentabilidad, las obras
despiertan también la sensibilidad del comprador.
“Desde nuestra experiencia, el
valor que le da el propietario a las obras de arte no es el mismo que le da el
comprador, ya que el primero lo ha comprado en su mayoría por gusto personal,
porque le interesaba el artista o porque representaba algo para él. Sin embargo,
el comprador lo percibe más como un activo o elemento decorativo”, comenta Rémi
Gaich, director de Lucas Fox Ibiza.
Esto hace que las obras de
arte se excluyan del precio de la vivienda y, si el comprador quisiera
mantenerlas, tendría que negociar su compra. Lógicamente, aporta un extra al
conjunto, en torno al 15%, según Lucas Fox, pero el comprador tiene que
estar dispuesto a querer deshacerse de su colección en una posible venta, algo
que no es muy común. De hecho, el número de propiedades que se venden con obras
en su interior es residual, dice Pablo López, máster franquiciado de la
inmobiliaria Kensington en Madrid: menos del 5%.
La decoración y el diseño son
un valor añadido en la venta de viviendas de lujo. Algunas propiedades están
diseñadas específicamente para exhibir obras de arte, con espacios orientados a
galerías o salas de exposición.
Baleares, Barcelona, Madrid…
cobijan las casas con arte más exclusivas de Lucas Fox, que tienen un precio de
entre millón y medio y ocho millones, un portfolio que representa el 25% de la
oferta de esta inmobiliaria.
Para Gaich, “la sinergia entre
el arte y la arquitectura crea una experiencia visual única y potencia el valor
tanto de la propiedad como de las obras en sí”. El valor arquitectónico de una casa
despierta el interés de un segmento de cliente que busca propiedades
singulares, “edificios con carácter”, con escaleras majestuosas, lienzos y
otros elementos de época que aportan singularidad. “La desventaja de este tipo
de propiedades es que en su mayoría están protegidas y son muy pocas las
modificaciones que pueden hacerse”, dice el director de Lucas Fox Ibiza.
Es difícil establecer un
perfil tipo de comprador de vivienda de lujo con arte. “Si tuviera que hacer un
retrato robot, diría que son personas a partir de los 40-45 años, que han
triunfado en su campo profesional y quieren disfrutar de ello rodeándose de un
entorno afín a sus experiencias y que refleje su personalidad a través de las
creaciones artísticas”, piensa López.
Diego Megía, financiero
afincado en Londres, pero con una pasión compartida con Menorca, adquirió en
2020 una de las propiedades más exclusivas junto a la bocana del puerto de
Ciutadella.
Este experto relaciona el
segmento residencial de lujo con el arte desde la conexión que tienen sus
propietarios con las obras que la integran. Patrono de distintas entidades
culturales, entre ellas la Fundación Chillida-Leku, Megía considera que el arte
puede ser un elemento interesante de asociación y revalorización para Menorca.
Galerías de primer nivel como Hauser & Wirth o Cayón así lo han
identificado, y cada vez hay más proyectos empresariales vinculados al arte y
su disfrute, como el nuevo hotel Sant Ignasi en Ciutadella.
Y pese a ello, Megía considera
que el arte no revaloriza la vivienda porque las obras están íntimamente
ligadas a la sensibilidad de sus dueños. Ni por un momento, confiesa, se
plantearía vender su propiedad con toda su colección.
También la pintora Marieta
Quesada, de familia muy vinculada al mundo del arte en Galicia, destaca la
necesidad de asociar la obra de arte al entorno, que este ayude a crear. “Si
has creado un cuadro para un lugar determinado, es en este lugar donde debe
estar”, piensa. Recientemente, Quesada adquirió a Lucas Fox una casa que compró
por internet, sin verla físicamente, en Gondomar, a un paso de Vigo. “Esta
vivienda es por sí misma artística, me inspira para pintar; de alguna manera se
ha convertido en un lienzo para mis obras de arte”, comenta.
“Desde el punto de vista del
coleccionismo, el arte no se entiende como un elemento decorativo”, manifiesta
Sergio Sancho, coleccionista y director de la feria de arte Can Art. “Creo que
los objetos y las antigüedades marcan mucho el carácter de la persona que
habita la casa, y por ello le dan personalidad. Cada vivienda tiene
unas características concretas y las piezas de arte han de ser colocadas con la
intención de ser vistas y realzadas. La forma en que se exhiben hará que luzcan
mucho más”, recalca.
“Desde que empecé a coleccionar,
ya no concibo una vivienda sin arte”, reconoce. Actualmente está reformando su
casa en el madrileño barrio de Salamanca, una reforma que, según expresa,
mejorará la experiencia de habitabilidad en la que cobra mucha importancia la
luz. “Antes tienes que ver las posibilidades que tiene la casa en cuanto a
paredes y espacios para poder encajar las obras”, recomienda Sancho.
Inmobiliarias que diversifican
su negocio
Como un proceso natural derivado del negocio de venta de viviendas de lujo, los clientes de las inmobiliarias suelen solicitar asesoramiento en temas relacionados con sus propiedades, que siempre están vinculadas a su estilo de vida, siendo muchos de estos propietarios amantes del arte o incluso coleccionistas. Así es como, por ejemplo, la inmobiliaria Kensington creó su propia división, que promociona sobre todo artistas noveles.
Fuente: EL PAÍS