El capitán perdió su brújula

Ya que los navíos se encuentran tan de moda estos días, realicemos una alegoría de lo que Bolivia fue, es y será.

 

Hace casi dos décadas un par de hombres crearon una revolución que abandonaba un puerto en llamas para buscar tierras mejores en la cual poder asentarse para ver mejores días.

 

 La nave continuó su ascenso, el capitán tuvo que ser relevado de su cargo por muchos motivos, pueden llamarlo huida, pueden llamarlo preservar su vida, cobardía, etc. Para algunos eso significó traición.

 

El tiempo continuo la nave se quedó a la deriva sin rumbo, en busca de continuar su trayecto nombraron un capitán interino, para así poder continuar el viaje sin mayores daños a los pasajeros que habían dado su vida defendiendo al capitán.

 

El capitán interino parecía desempeñar correctamente su trabajo, pero un día ocurrió una tragedia. El capitán interino perdió su brújula. Sus colaboradores sumidos de codicia y oportunismo empezaron a cambiar el rumbo, el capitán no tuvo más opción que confiar en ellos


El capitán interino confía en la brújula de sus colaboradores, a tal punto que ya no quiere oír ninguna de las advertencias que el capitán original estuvo vociferando. Oficialmente se hizo un motín, o un cambio de gestión, como quieran llamarlo. Quizás ambos capitanes perdieron su brújula y la nave está perdida.

 

El rumbo es otro, cambió. El epitafio dice “la revolución es de todos”.

Pedro Cardozo Castillo