Boluarte y Benavides enfrentadas
Perú: se agrava la crisis político-judicial con ruptura de relaciones entre Fiscal General Benavides y presidenta Boluarte
Se agrava la crisis político-judicial que golpea Perú. La
fiscal de la Nación, Patricia Benavides, ha sido acusada por un equipo fiscal
de encabezar una organización criminal formada por fiscales y congresistas para
comprar votos de legisladores y manipular denuncias para atacar oponentes y
proteger aliados. Un nuevo cargo a la larga lista de denuncias contra la fiscal
general. Benavides ha respondido destituyendo a la fiscal que la investiga y
denunciando a la presidenta Dina Boluarte por homicidio por las muertes durante
la represión a las protestas antigubernamentales que entre diciembre y marzo
pasados dejaron 49 muertos por disparos de las fuerzas de seguridad. Una
investigación que Benavides, hasta ayer aliada del gobierno, venía dilatando y
que ahora ha sacado del cajón para decir que los cargos en su contra son una
represalia a su labor. Hay más de 30 congresistas incluidos en esta investigación
fiscal de compra de votos, informa Telesur.
Benavides es acusada de canjear el archivamiento de
investigaciones fiscales contra congresistas acusados por corrupción a cambio
de sus votos para lograr la destitución de la fiscal suprema Zoraida Avalos y
así afianzar su poder en la Fiscalía de la Nación; para designar un defensor
del Pueblo, Josué Gutiérrez, funcional a sus intereses y los de la mayoría
parlamentaria; y para abrir proceso para destituir a los miembros de la Junta
Nacional de Justicia (JNJ) que la investiga -y podría destituirla- por usar su
cargo para archivar una investigación a su hermana jueza acusada de cobrar
coimas para liberar narcos, obstruir una investigación fiscal a una mafia
judicial ligada al fujimorismo, entre otros cargos. Los dos primeros objetivos
se obtuvieron. El tercero quedó en suspenso por una decisión judicial que
detuvo el proceso parlamentario contra la JNJ.
Los intereses comunes de Benavides y la mayoría
parlamentaria de derecha, capitaneada por el fujimorismo, necesitaban sumar
votos porque las decisiones en estos casos requieren el apoyo de dos tercios de
la cámara. Además de proteger a su fiscal aliada, la derecha busca cambiar a la
JNJ, que nombra a jueces, fiscales y jefes de los organismos electorales, para
controlar los sistemas de justicia y electoral. Hace unos días, Benavides
descabezó el equipo fiscal que procesa por corrupción a Keiko Fujimori, cuatro
expresidentes y otros dirigentes políticos.
Esta investigación que compromete gravemente a la fiscal de
la Nación está a cargo de un equipo especial de fiscales que coordina la fiscal
Marita Barreto. El lunes temprano fue detenido el brazo derecho de Benavides,
el asesor Jaime Villanueva. Benavides se enteró el domingo de lo que se le
venía. Llamó a una reunión de emergencia a sus asesores y fiscales más
cercanos, que se prolongó entre la noche del domingo y la madrugada del lunes.
Al final de esa reunión respondió destituyendo a la fiscal Barreto. También
cesó a Villanueva, en un intento de desmarcarse en la hora final de su asesor
acusado de ser su operador principal para comprar votos en el Congreso. Era
tarde para Benavides. El operativo fiscal no se detuvo. Otros dos de sus
asesores también están acusados en este caso. Se allanaron las viviendas y las
oficinas de los tres. Conversaciones por whatsapp de Villanueva con
legisladores y asesores parlamentarios revelan los operativos para comprar
votos parlamentarios y que el asesor operaba bajo las órdenes de Benavides.
Horas después de intentar sin éxito controlar la
investigación fiscal en su contra, Benavides dio un mensaje televisado en el
que anunció que ese día había presentado al Congreso una acusación
constitucional por homicidio contra Boluarte, el jefe del gabinete ministerial
Alberto Otárola y tres exministros del Interior. No dijo una palabra de los
graves cargos en su contra. Su acusación contra Boluarte sorprendió, no porque
no existan razones para acusar a la presidenta por las muertes por la represión
ordenada por su gobierno, evidencias para acusarla hay muchas, sino porque lo
hizo solamente tres días después de haber pedido una ampliación de ocho meses
para seguir investigando y porque hasta ese momento era notoria su conducta
encubridora. Acorralada, decidió romper su alianza con el gobierno y activar la
acusación contra Boluarte que estaba evitando hacer en un desesperado intento
de salvarse presentándose como víctima de una persecución política por acusar a
la presidenta. Lo cierto es que el gobierno no ha intervenido en la denuncia
contra Benavides y que esa acusación fue presentada antes que ella decidiera
denunciar a Boluarte. El gobierno no ha perdido tiempo para buscar sacar
provecho de la situación acusando a Benavides de politizar esta acusación y así
tratar de desacreditar un caso sólido de violaciones a los derechos humanos. Otra
estrategia de victimización para eludir graves acusaciones.
La congresista de izquierda Ruth Luque ha presentado una
acusación constitucional contra la fiscal Benavides, protegida por la mayoría
de derecha. Ese respaldo la salvaría, pero la JNJ podría sacarla del cargo por
esta nueva acusación. Frente a los locales de la Fiscalía y la JNJ hubo
manifestaciones exigiendo la salida de la fiscal de la Nación.