UE se convierte en la pionera a nivel mundial en establecer la “Ley de Inteligencia Artificial”
La
Unión Europea se convierte en el primer organismo en establecer una regulación
integral para la IA, con prohibiciones específicas y sanciones que pueden
alcanzar los 35 millones de euros, mientras expertos destacan la necesidad de
una "adaptación constante".
A
partir de este jueves, la Unión Europea se convierte en el primer organismo del
mundo en imponer un marco legal para regular el uso de la inteligencia
artificial (IA). La legislación, diseñada para proteger los derechos
fundamentales y mitigar los riesgos asociados con esta tecnología, establece
límites claros y sanciones severas para quienes los infrinjan.
Fernando
Cocho, analista de inteligencia, advierte que "va a ser muy complicado, lo
que hoy se legisla, mañana es obsoleto". Esta preocupación resalta la
rapidez con la que evoluciona la IA, cuestionando si esta ley será capaz de
mantenerse vigente a largo plazo.
Por su
parte, Amparo Alonso, catedrática de Inteligencia Artificial en la Universidad
de A Coruña, destaca la importancia de la regulación: "Es importante tener
una regulación y luego iremos adaptándonos a las situaciones que puedan
aparecer". Alonso subraya que, aunque la normativa es un avance crucial,
será necesaria una adaptación continua para enfrentar los nuevos desafíos.
La ley
establece prohibiciones clave, como el uso de técnicas subliminales que puedan
causar daño físico o psicológico, o la categorización de personas según sus
creencias, raza u orientación sexual. También se prohíben los sistemas de
vigilancia predictiva y el uso de IA para la selección de personal o para
vigilar exámenes, especialmente si implica a menores de edad sin su
consentimiento.
"No
sé cómo van a eliminar las técnicas subliminales de internet", comenta
Cacho, reflejando la complejidad de aplicar estas prohibiciones en su entorno
digital en constante cambio.
Esta
regulación se aplica a proveedores de servicios de IA y usuarios de la UE,
mientras que las autoridades públicas de terceros países y los sistemas de
seguridad nacional quedan exentos. Las multas por incumplimiento pueden
ascender a los 35 millones de euros o al 7% del volumen global de negocio de la
empresa infractora, lo que marca una postura firme de la UE en la supervisión
de esta tecnología emergente.