El príncipe heredero de Arabia Saudí , Mohammed Bin Salman, da la bienvenida al presidente chino, Xi Jinping, en Riyadh, Arabia Saudí , el 8 de diciembre de 2022.

Ante poca voluntad de Ucrania y Rusia para negociar, Arabia Saudí fracasó en su esfuerzo por la paz

Ucrania ha llevado a Arabia Saudí su plan de paz y una estrategia diplomática paralela a su contraofensiva en el campo de batalla. Pero, al igual que está ocurriendo con sus frustrados intentos de romper el frente ruso en los territorios ocupados del país, el esfuerzo desplegado por Kiev en Yeda no ha conseguido un apoyo claro a sus postulados, basados en la derrota total de Rusia y su humillación en tribunales penales internacionales.

La conferencia de dos días concluyó sin mucha fanfarria, sin declaración final y con la impresión de que no habían estado todos los que deberían haber participado. Así lo dijo directamente el jefe de la delegación brasileña, Celso Amorin, quien se lamentó por la ausencia de Rusia, la otra gran implicada en el conflicto.

"Cualquier negociación real debería incluir a todas las partes", esto es, también Rusia, manifestó Amorin, echando un jarro de agua fría sobre las expectativas ucranianas de "unir al mundo entero en torno a Ucrania", como había reclamado antes del evento Andrii Yermak, el jefe de la delegación de Kiev.

Yeda manda al mundo un mensaje claro: no es sólo Occidente el que debe decidir el curso de la historia del siglo XXI

Hay un buen número de países emergentes que están deseosos de hacer aportaciones decisivas a la seguridad mundial al margen de las estrategias hegemónicas de Estados Unidos y Europa. Esta iniciativa saudí es un ejemplo.

De ahí la importancia de la presencia en Yeda de los BRICS, esto es, Brasil, India, China y Sudáfrica, con la ausencia citada de Rusia, además del bloque occidental al completo, con la Unión Europea y Estados Unidos a la cabeza.

Pero aunque los esfuerzos internacionales para buscar una salida pacífica al conflicto son denodados, los frutos son escasos y no hay perspectiva alguna de paz a la vista. Al tiempo que los representantes de unos cuarenta países se reunían en Yeda, el Ejército ruso lanzaba una lluvia de misiles y drones en doce regiones de Ucrania que oscurecía los esfuerzos diplomáticos desplegados en la ciudad saudí.

Además de impactar en sendos aeródromos militares de Starokonstantiniv, en la región de Jmelnitsk, y Dubno, en Rivna, parte de los misiles, muchos de ellos hipersónicos, afectaron a Járkov, que en los últimos días es objetivo de los bombardeos rusos y de ataques por tierra en el este de esta región septentrional ucraniana. Una muestra más de las complicaciones que está encontrando la contraofensiva lanzada hace dos meses por el Ejército ucraniano.

Moscú, que ha calificado como "fallido" el intento de Kiev de alinear en Yeda a los países emergentes junto a Occidente en la guerra de Ucrania, ha recordado con sus nuevos ataques que lo único real en estos momentos es la guerra y no "la puesta en escena" de reuniones como la de este fin de semana en la ciudad saudí, como ha denominado el Kremlin el encuentro.

 

Al contrario, Ucrania ha presentado las conversaciones de paz de Yeda como "productivas", al respaldar "el principio de la inviolabilidad de las fronteras".

Sobre todo, el Gobierno de Zelenski se ha jactado de conseguir la participación de China, que había eludido tomar parte en reuniones similares y cuya misión diplomática en Yeda se ha visto como un movimiento de ficha clave en el tablero de la guerra de Ucrania.

Sin embargo, la presencia de China en la conferencia de paz de Yeda no significa, ni mucho menos, que Pekín apoye el plan de paz ucraniano, justo pero poco realista, pues reclama la retirada total de Rusia de los territorios ocupados, incluida Crimea, anexionada ilegalmente en 2014.

La asistencia al evento de Yeda significa que Pekín quiere el fin de esta guerra tan perniciosa para la economía global. La guerra supone un cataclismo para los chinos en el ámbito económico, cuyo tsunami sienten cada día los mercados asiáticos.

La presencia china en Yeda es también una especial llamada de atención a Rusia al no haber sido ésta invitada. Ni a los anfitriones saudíes ni a los huéspedes chinos les ha gustado la retirada rusa del acuerdo para el transporte seguro del grano ucraniano por el Mar Negro, que ya empieza a convulsionar el mercado mundial de alimentos.