Kathrin Barboza, la bióloga cochabambina que "susurraba a los murciélagos" hoy se destaca a nivel mundial
Su pasión por la ciencia y amor por la naturaleza la catapultó fuera de nuestras fronteras, logrando llevar en alto la bandera nacional. Fue reconocida por organizaciones internacionales como la Unesco y la Fundación Loreal. En 2013 fue nombrada por la BBC como una de las Diez mujeres científicas más destacadas de Latinoamérica en un acto emotivo que se difundió a nivel internacional.
La científica
cochabambina Kathrin Barboza estudió en la Universidad Mayor de San Simón, graduándose
como bióloga y se especializó en la investigación de murciélagos, a los
que estudió en diferentes departamentos de Bolivia.
Barboza logró demostrar la importancia de los murciélagos para el medio ambiente con el control de plagas e insectos. También es la artífice de la vitrina con diferentes especies de murciélagos que existe en el museo Alcide D ‘Orbigni, un aporte importante para que el público conozca a esta especie de mamíferos.
La científica
que susurraba a los murciélagos
Kathrin
Barboza, tuvo en las manos su primer murciélago durante un curso con la que fue
una de sus mentoras, la investigadora alemana Elisabeth Kalko. "Para mí
fue una gran emoción verlo vivo, poder tocarlo, olerlo…", dijo la científica
a Deutsche Welle. "Aquello cambió mi vida. Kalko fue mi inspiración por
mucho tiempo", reconoce Barboza.
Tras aquel
encuentro, la joven estudiante de biología participó en un proyecto de 3 años
para estudiar murciélagos en un parque nacional. "Tuve la suerte de
capturar muchos. Revisábamos las trampas con cuidado y los poníamos en una
bolsita de tela, que llevábamos colgada para evitarles estrés. Y yo los tenía
durante 24 horas. Durante el día les daba un poquito de agua, los medía y los
tenía como máximo 10 minutos en las manos para que no se pusieran
nerviosos". En 2006, Barboza y su colega Aidée Vargas redescubrieron una
especie que se pensaba extinta en Bolivia, el murciélago boliviano nariz de
espada.
"¿Por qué estás estudiando esa carrera de hombres?", le preguntaba uno de sus tíos a la joven cuando la veía salir al campo con mochila grande y botines. Por lo demás, Kathrin Barboza asegura haber tenido pocas experiencias negativas por ser mujer científica: "En algunos lugares aquí en el oriente boliviano, me tocaba liderar algunos proyectos, y a la gente le costaba mucho aceptar que era una mujer la que se hacía cargo. Pero después cambiaron y hasta me traían un caballo en el que yo no me podía ni subir y me decían que ese era el caballo de los jefes", relata Barboza.
Con información de Unitel y DW