¿crisis o implosión en el bloque histórico?
¿Hay crisis ideológica al interior del bloque histórico (BH)
que lidera la revolución democrática cultural? Para explicar esta posibilidad
es preciso definir qué es el BH. Gramsci, el intelectual marxista encarcelado y
asesinado por el fascismo de Mussolini, decía: “en el BH las fuerzas materiales
son el contenido y las ideologías la forma, distinción de forma y contenido
meramente didascálica, porque las fuerzas materiales no serían concebibles
históricamente sin forma y las ideologías serían caprichos individuales sin las
fuerzas materiales”; lo constitutivo del BH son las fuerzas materiales/sociales
y la ideología.
El BH se fue constituyendo y articulando en una dinámica
compleja, en el enfrentamiento contra el Estado, en el triunfo moral y
democrático, en el liderazgo estatal transformando el Estado, en presentar y
representar el horizonte plurinacional comunitario y socialista. El BH está
constituido por: lo indígena popular, por el Instrumento Político y el Estado;
lo ideológico está condensado en la nueva CPE y su perspectiva histórica
delineada en el IX Congreso del MAS, el “Socialismo Comunitario para el Vivir
Bien”.
A partir de esta puntualización teórica ideológica, es
importante hacer una valoración crítica y autocrítica de lo que está sucediendo
al interior del BH, luego de escuchar a diferentes actores y con mayor
intensidad tras la censura y la ratificación del ministro de Gobierno.
El primer elemento que utiliza cada actor es la
autorrepresentación identitaria de izquierda y ser el depositario de los
valores del “proceso de cambio”; a partir de este acto más testimonial, acusan
al “otro” de ser aliado de la derecha, unas y unos con mayor o menor énfasis
folklórico.
La autoafirmación y calificación “política” es parte de la
disputa no por el horizonte histórico, sino por asumirse como el actor legítimo
en esta coyuntura; la condición de ser asesor, funcionario público,
parlamentario, dirigente social o político, ese es el capital simbólico que les
otorga el derecho para arrogarse la “verdad revolucionaria”, atacar y
descalificar al “otro” dentro del BH, y lo ideológico reducido solo a la frase.
La disputa por el horizonte descolonizador y antimperialista
se está reduciendo a una lógica liberal republicana, es decir electoral y por
el control del gobierno. Estamos ingresando a la fase donde la formalidad de la
democracia representativa y la gestión pública son lo sustancial, en esa
realidad lo que cuenta son los porcentajes de inversión y no las metas de la
nueva institucionalidad del Estado Plurinacional y el horizonte del “Socialismo
Comunitario para el Vivir Bien”.
La estrategia de las derechas estuvo concentrada en la
desestabilización y derrocamiento del gobierno, con ello lograban —según su
visión— destruir y enterrar al BH. El punto de inflexión fue el golpe de 2019.
Derrocaron al gobierno, pero no lograron desarticular y destruir al bloque
indígena popular, tampoco proscribir al MAS, ni desmontar el Estado
Plurinacional.
Esta realidad fáctica para las derechas es la mayor
enseñanza, son los errores que no repetirán, ahora la estrategia parte por la
implosión, no buscan el derrocamiento del gobierno, sino la destrucción del BH
a partir del enfrentamiento interno.
La cohesión del BH fue y es la fortaleza que posibilitó
transformación con la participación democrática y movilizada del pueblo, los
cuatro momentos decisivos fueron: el triunfo en el referéndum revocatorio, la
derrota al golpe cívico/prefectural, la aprobación de la nueva CPE por el
soberano y la recuperación de la democracia y el gobierno. Sintetizan la
legitimidad de la revolución democrática cultural y a la vez el objetivo a ser
destruido por las derechas, ya no a partir de ser oposición, sino de fomentar,
incentivar el enfrentamiento interno, esa es la estrategia, inicialmente polarizar
el BH, seguido del conflicto y la fractura que no será una nueva composición
social dividida del BH, sino con la ruptura el BH se dispersará en fracciones;
el horizonte será solo declarativo, el hecho político será la implosión.
Este tiempo es un punto de inflexión decisiva para el BH, reconocer los niveles de responsabilidad individual y colectiva en el estado de situación, aislar a las diversas y coloridas opiniones de los francotiradores, volver a reencontrarnos en el y con el núcleo orgánico político, en la deliberación colectiva; no surgirán las soluciones ni recetas, sino que se volverá a redescubrir la dialéctica de la política revolucionaria para el “vivir bien”. La posibilidad de lograrlo es incierta, pero es nuestra utopía irrenunciable, no podemos seguir repitiendo la fraseología simplista que nos destruye, seamos capaces de reinventarnos en la crisis. Parafraseando al Che: “la única lucha que se pierde es la que se abandona”.
(*) César Navarro Miranda es exministro, escritor con el
corazón y la cabeza en la izquierda