Una escena desgarradora se presentó ante los ojos del ingeniero Milo Claros mientras realizaba sus labores cerca de las orillas del río Pilcomayo: cinco cóndores envenenados. Este triste incidente ha puesto en evidencia la estrecha relación entre la ecología y las consecuencias devastadoras que puede acarrear para la vida silvestre, reporta Erbol.

El perturbador descubrimiento tuvo lugar en el municipio de Incahuasi, en la zona de los Cintis del departamento de Chuquisaca.

Milo Claros, inmerso en sus trabajos de campo en esa área, quedó impactado al encontrarse con estas magníficas aves convertidas en víctimas de envenenamiento. Con fundamentadas sospechas, el profesional plantea la posibilidad de que los cóndores hayan ingerido carne envenenada de perro, una lamentable práctica común en la región.

Trágicamente, las consecuencias de este envenenamiento se propagaron más allá de los cóndores. Un zorro que se alimentó de la carne contaminada de las aves también sucumbió a los efectos mortales del veneno, sumando otra pérdida a este desafortunado suceso.

El lugar donde ocurrió este trágico incidente ha sido identificado en el afluente de Santa Elena, que desemboca en el río Pilcomayo. Este descubrimiento sirve como un recordatorio de la delicada balanza de la naturaleza y los impactos de largo alcance que las acciones humanas pueden tener sobre ella.