El alcalde de La Paz, Iván Arias, ha confirmado el peligro de deslizamiento en dos áreas de la ciudad, poniendo en riesgo a aproximadamente 8,700 personas. Sin embargo, a pesar de la advertencia, son pocas las familias que optan por abandonar sus hogares. La situación se torna más crítica con las intensas lluvias que caracterizaron el día, informa Red Uno.

"La peligrosidad de deslizamiento en esta zona es significativa. Los barrios de Cervecería y Metropolitano fueron declarados en estado de emergencia hace más de dos meses, pero la situación ha empeorado. Hace dos meses, el desplazamiento era de dos centímetros por semana; en las Las últimas dos semanas, este se ha incrementado a 18 centímetros", explicó el alcalde.

Estos barrios se encuentran en Pampahasi, limitando con el Valle de las Flores y en las cercanías de la zona de un gradual considerable. Se han detectado movimientos de tierra en los últimos meses que podrían afectar extensas áreas de terreno y millas de personas que residen en la región.

"Hablamos de alrededor de 8,500 personas y más de 22 hectáreas que podrían ser impactadas, lo que podría generar un segundo gradual masivo", señaló Arias, registrando el colapso de 11 barrios en la ciudad en 2011, dejando miles de familias sin hogar.

Al parecer, hay 18 casas que podrían estar afectadas por movimientos de tierra desde hace algunos meses, mostrando señales de rajaduras.

No obstante, los residentes han manifestado su inquietud, expresando su escepticismo respecto a la advertencia y solicitando a la alcaldía que presente un informe técnico que demuestre que sus viviendas realmente corren peligro.

"La alcaldía ha estado inspeccionando la zona con frecuencia durante aproximadamente un mes. Nos han informado que el trabajo de nivelación que están llevando a cabo mantener la estabilidad del área. Sin embargo, debido a las lluvias, nos han alertado sobre un posible gradual" , comentó Carlos Chávez, un vecino del Barrio Cervecería.

Actualmente, se están realizando trabajos para estabilizar el terreno. Los residentes están divididos: un grupo ha aceptado trasladarse a carpas en un área más baja, mientras que otros se mantienen firmes en su decisión de no abandonar sus hogares, declarándose en estado de emergencia.